Opinión

Las mentiras de Palacios

Las mentiras de Palacios

La política y la tauromaquia están unidas por enormes semejanzas, y una de ellas es porque en ambas parcelas se producen sonadas “espantás”

A veces en ocasiones, y en otras con demasiada frecuencia, el ser humano pierde unas magníficas oportunidades para permanecer callado, y no arrojarse asimismo paletadas de tierra que sepulten cada vez más su nivel político.

Gran verdad es aquella que dice que quien más tiene que callar, también es quien más se atreve, de forma temeraria a alzar la voz. Y lo hace revestido de ese aura de “maestro liendre, que de nada sabe, pero de todo entiende”.

Con nombres y apellidos me refiero a Juan Antonio Palacios Escobar, quien en el año 2003 se encontró de carambola con la Alcaldía de Algeciras y presidió nuestro Ayuntamiento en una etapa, brevísima puesto que no llegó a dos años, marcada por grandes sombras y escasísimas, por no decir ninguna luces.

La política y la tauromaquia están unidas por enormes semejanzas, y una de ellas es porque en ambas parcelas se producen sonadas “espantás”, y hay dos que han hecho historia: la del matador de toros Joaquín Rodríguez “Cagancho” en agosto de 1927 en la plaza de Almagro, y de la Palacios el 30 de marzo de 2005 en el Consistorio algecireño.

Resulta curioso que quien aún no ha dado explicaciones sobre el por qué de tan precipitada huida, ya que solo alegó “motivos personales”, se atreva a dogmatizar sobre lo humano y lo divino, cuando la realidad, siempre tozuda, nos ha demostrado lo poco o nada que este profesional de la política ha hecho por Algeciras durante décadas, en los distintos puestos que ha ocupado.

Y resulta más curioso aún que se arrogue la potestad de hablar sobre las obras que el Gobierno de España ha iniciado ya para mejorar la vía férrea Algeciras-Bobadilla, una infraestructura básica para el desarrollo de nuestra zona, y por la que llevamos años batallando.

Precisamente ahora, cuando se están haciendo las cosas como corresponde, se sube a su imaginario púlpito para lanzar proclamas sin sentido alguno, fijando fechas que solo existen en su imaginación, y escudándose en el cobarde silencio que le ha caracterizado siempre, puesto que jamás ha sido capaz de pedir, de reclamar, de exigir nada para Algeciras y el Campo de Gibraltar cuando los suyos son los que gobiernan.

Pero es que además, lo hace de forma temeraria, sin pararse a reflexionar sobre las consecuencias que pueden tener sus actos. Falsear la realidad en una cuestión tan importante puede acarrear grandes riesgos para nuestra zona, poniendo en riesgo posibles inversiones y llegada de empresas que sí creen y apuestan por nuestro potencial.

Cantaba en uno de sus temas “El último de la fila” aquello de “si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”. Sospecho que el ínclito exalcalde Palacios nunca ha oído a uno de los mejores grupos que ha dado la música pop española, puesto que si lo hubiese hecho, quizás se aplicaría el cuento y no intentaría engañar a la ciudadanía.

No por mucho repetir una mentira se convierte en verdad, a pesar de que Palacios lo intente de manera reiterada, pero los algecireños y los campogibraltareños conocen a la perfección el pelaje político de este personaje, y ya ni oyen ni creen sus cantos sirénicos.

Su tiempo en política, afortunadamente, ya pasó, para bien de todos. Ahora es momento de dar un paso al lado, y especialmente, de alegrarse por las cosas buenas que le ocurran a esta tierra, que es la de todos, aunque a algunos se les atraganten las noticias positivas.

Y ya que usted hace gala de ser literato, haga caso de William Shakespeare, que fue quien dijo que es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.