Algeciras

La Palma, una devoción mariana que navega entre la historia y la leyenda

La Palma, una devoción mariana que navega entre la historia y la leyenda

La devoción de Algeciras por la Virgen de La Palma mantiene fuertes raíces asentadas en los datos conocidos de su historia desde la Edad Media hasta nuestros días. En medio, sin embargo, se cruza la leyenda acerca de cuál fue la verdadera razón que mantiene en la plaza Alta a la Alcaldesa Perpetua, una talla que llegó a la ciudad misteriosamente en un barco genovés.

La leyenda, ampliamente conocida en la ciudad, habla de la llegada a Algeciras de un barco procedente de Génova en algún año impreciso del siglo XVIII. El navío había elegido la Bahía de Algeciras para refugiarse de un fuerte temporal. A bordo del mismo viajaba una talla mariana, cuyo destino era la ciudad de Cádiz, donde ya estaba bastante extendido el culto a la Virgen de La Palma.

Al cesar el temporal, el barco se dispuso a reemprender la navegación, pero un nuevo temporal se lo impidió. Y así fue sucediendo de forma sucesiva. En sus intentos por salir, trataron de trasladar su cargamento a otra embarcación, pero el temporal reaparecía de forma constante. Al depositar en tierra la talla de La Palma, el barco pudo salir al cesar por fin los temporales.

El pueblo de Algeciras, según esta leyenda que llega a nuestros días, interpretó este hecho como una señal religiosa de que la Virgen quería quedarse en la ciudad, lo que hizo que la consagrara como su Patrona. A ello, se sumaba el hecho de que la Virgen llevaba una palma en la mano, y este hecho se relacionó con la conquista de Algeciras en 1344 por Alfonso XI, quien consagró la antigua mezquita de la ciudad como iglesia católica con el nombre de Virgen de la Palma, por ser aquel día Domingo de Ramos.

Pero, ¿qué hay de cierto en esta leyenda que llega a nuestros días? ¿Qué datos de los relacionados con esta creencia pueden contrastarse desde un punto de vista histórico?

Los historiadores consultados por Horasur coinciden todos en subrayar un extremo. Se sabe que la talla es italiana, barroca, del siglo XVIII y estilo berniniano. Pero no hay ningún dato histórico que arroje luz acerca de cómo llegó a Algeciras.

La Virgen primitiva

Las pistas más certeras acerca de la Virgen de La Palma medieval de Algeciras nos llegan gracias al historiador Antonio Torremocha. Según su investigación, "el 28 de marzo del año 1344, Domingo de Ramos, después de veinte meses de enconado asedio, el rey de Castilla y León, Alfonso XI, entró triunfalmente en la ciudad de Algeciras acompañado de los ricos-hombres, caballeros cruzados, los almirantes de Castilla y Aragón, los relevantes eclesiásticos con sus mesnadas y las tropas que habían participado en tan resonante éxito militar".

"Una de las primeras acciones que acometió el monarca cristiano fue acudir a la mezquita mayor, fundada 600 años antes por el emir Abderrahmán I y considerada el primer oratorio musulmán erigido en suelo de la Península Ibérica. En una solemne ceremonia, el obispo de Cádiz, don Bartolomé, celebró el ritual de cristianización y consagración como iglesia del aquella famosa mezquita".

Prosigue Torremocha explicando cómo "los reyes cristianos, cuando emprendían una campaña en territorio musulmán, acostumbraban a llevar consigo una imagen de la Madre de Dios que entronizaban en la capilla que instalaban en su campamento. Alfonso XI no debió ignorar esa costumbre y cuando puso cerco a Algeciras —que duró desde agosto de 1342 hasta marzo de 1344— trasportó una imagen de la Virgen que fue la que entronizó en la mezquita mayor de la ciudad cuando fue convertida en templo cristiano y que puso bajo la advocación de Santa María de la Palma, por haber sido Domingo de Ramos —cuando recibieron a Jesucristo a su entrada en Jerusalén con palmas— el día en el que entró triunfalmente en Algeciras musulmana y se consagró la nueva iglesia".

"En la aquella iglesia mayor de Algeciras, transformada en catedral el 30 de abril de 1344 por el papa Clemente VI, se veneró la sagrada imagen, traída por el rey de Castilla, durante veinticinco años. Sin embargo, en el verano de 1369 los granadinos atacaron la ciudad que antes había sido una de las principales urbes del Islam andalusí. Muhammad V de Granada puso cerco a Algeciras y la tomó después de tres días de asedio. Los habitantes de la ciudad capitularon con la condición de que les dejaran abandonar la población con todas las pertenencias que pudieran llevar consigo".

"Una vez rendida la ciudad a Muhammad V, el Cabildo Catedralicio tuvo que abandonar Algeciras portando todos los objetos sagrados de la iglesia-catedral que pudo llevar consigo, dirigiéndose, según algunos autores, a Medina Sidonia, con la esperanza de poder retornar pronto a la diócesis perdida. Agustín de Horozco (principios del siglo XVII) refiere que, después de rendirse la ciudad y habiéndose primero salido del pueblo grande (la Villa Vieja situada al norte de la ciudad) parte de los clérigos del cabildo de la catedral, sacando consigo los ornamentos, vasos y joyas que pudieron, viniéndose con ellos a Medina Sidonia y desde allí a esta su primera catedral de esta ciudad de Cádiz”.

Antonio Torremocha relata también que, "sin embargo, Fray Gerónimo de la Concepción (finales del siglo XVII) difiere de la versión de Horozco. En su obra Cádiz Ilustrada escribe lo que sigue: En tiempo de este prelado (don Gonzalo González), y en ocasión que residía en la ciudad de Algeciras (no podemos olvidar que Algeciras era sede episcopal junto con la de Cádiz), vino sobre ella el Rey Moro de Granada y la tomó y asoló totalmente… Destruida Algeciras se llevó la imagen de Nuestra Señora de la Palma, que estaba en la Catedral de Algeciras, a la ciudad de Tarifa, y está colocada en una capilla de su Castillo…; y también un relicario de cristal, la pila bautismal y los libros de Solfa están allí, y se conservan en aquella iglesia como despojos de las Algeciras”.

"A principios del siglo XX, don Emilio Santacana estuvo en Tarifa con el propósito de comprobar personalmente la veracidad de esta noticia recogida por Fray Gerónimo de la Concepción y vio una imagen de vara y tercia en alto, bastante antigua, y desde luego —escribe el alcalde ilustrado— nos pareció que debió ser la auténtica imagen de Nuestra Señora de la Palma”.

"En 1921, don Fernando Cañete de González, procurador de Algeciras, a instancia del Ayuntamiento de la ciudad y del cura párroco de la iglesia de Nª Sª de la Palma, solicitó al Obispo de Cádiz autorización para poder trasladar la mencionada imagen a Algeciras y entronizarla como verdadera patrona de la ciudad. Y aunque hubo informes técnicos que aseguraban ser una talla de la Virgen del siglo XIV, el asunto nunca llegó a buen fin. La Comisión Provincial de Monumentos Históricos, a través de su secretario el señor don Álvaro Picardo Gómez, emitió un informe en el que se decía que: (la imagen) tiene los caracteres propios de una obra escultórica del promedio del siglo XIV, quedando por consiguiente corroborada y garantizada, por el fallo de los peritos de la técnica artística, la opinión del académico de la Real de la Historia designado para el informe”.

"Otra de las hipótesis que se barajaron sobre el destino de la imagen de la Virgen que Alfonso XI entronizó en la iglesia-catedral de Algeciras en 1344, es que fue llevada por los frailes mercedarios, cuando tuvieron que abandonar la ciudad en 1369, al convento de Nuestra Señora de la Merced de Jerez de la Frontera. El notable historiador jerezano Hipólito Sancho de Sopranis, después de haber estudiado el Protocolo viejo de hacienda del antiguo Convento de Nuestra Señora de la Merced de Jerez, escribe lo que sigue: “Reza así el protocolo de hacienda del convento de este capítulo, mezclando lo legendario que nace con lo histórico que aún se conserva incólume en lo sustancial: Esta Santa Imagen según tradición de los antiguos viejos de esta casa conventual, fue hallada en las Algeciras después de la recuperación de España… Hallóla un pastor que la trajo hasta Jerez…”

Existe pues, certeza histórica de la existencia de la imagen primitiva de la Virgen de La Palma que el propio Alfonso XI trajo a la ciudad. Su rastro, no obstante, se pierde en la confusión de los testimonios históricos, y ha quedado hasta la fecha sometida a hipótesis más o menos certeras. 

La devoción de esa talla medieval ha sido reemplazada desde el siglo XVIII por la misteriosa imagen italiana, que los algecireños veneran desde hace siglos como su Patrona.

La Virgen del Mar

La veneración de Algeciras a La Palma ha derivado también en otras formas, como resultado de las celebraciones que se llevan a cabo en torno a la Virgen. Una de ellas es una réplica de la imagen italiana original, que es la que procesiona por las calles de Algeciras con motivo de su festividad.

Pero, sin duda, la más singular es la celebración de la romería marítima de La Palma. Evocando la leyenda, y para rendir culto a la Virgen, la Sociedad Federada de Pesca El Mero y el Ayuntamiento decidieron construir una pequeña estatua de la Virgen de La Palma que sería sumergida en el fondo del mar para su salida en romería los días 15 de agosto en la playa de El Rinconcillo.

El resultado fue la creación en 1974 de una imagen de unos 75 centímetros y un peso de 30 kilos, que fue esculpida por Carlos Alfonso Ortega. Aquella talla terminaría siendo robada en su cueva submarina en 1999, por lo que hubo que encargar una nueva imagen, en esta ocasión esculpida por el linense Nacho Falgueras, que es la que ha llegado hasta nuestros días, y que se mantiene en una cueva secreta que los buzos de El Mero custodian con recelo durante todo el año para su salida en romería.