Una tienda de moda y una inmobiliaria, ambas separadas por apenas 20 metros, han sido las últimas víctimas de la situación crítica en la se encuentra el pequeño y mediano comercio de la ciudad, que tras el cierre de Zara quedó muy tocado.

Muchos son los esfuerzos que se hacen por parte municipal y por parte de las asociaciones de comerciantes para dinamizar el centro comercial abierto. De hecho, esta misma semana se inicia Entremares, varios días de actividades en pleno centro de la ciudad, y mas adelante Tosantos, y el Black Friday, y las noches especiales, y las navidades…

Pero nada parece frenar la desertización del centro, que ve como su mayor competidor, el centro comercial, sigue sumando nuevas aperturas.

Varios son los motivos que propician esta situación agonizante, como son el crecimiento del comercio electrónico, el altísimo precio de los alquileres o los impuestos que rodean la actividad comercial, tanto a nivel municipal, autonómico o estatal.

La situación de incertidumbre que vive España, sin gobierno estable y con la recesión asomando de nuevo a la vuelta de la esquina, tampoco ayuda a los emprendedores a explorar nuevas oportunidades de negocio.

Así las cosas, el centro de la ciudad pierde comercios y por tanto, pierde afluencia de clientes potenciales, que parece que prefiere a otro de los “culpables” de esta situación, los centros comerciales.

La situación, que no es nueva, sino que arrastra ya varios años en los que se vislumbra el vaciado de comercios de las calles mas céntricas. Los esfuerzos se hacen, nadie lo duda, pero la evidencia del cierre continuado de pequeños negocios, es hoy la realidad mas palpable de que algo pasa.