En el PSOE los favores se pagan, para bien o para mal, y Pedro Sánchez se está tomando cumplida revancha de su encarnizada lucha con los responsables de su forzada dimisión en octubre de 2016. En ese equilibrio de fuerzas, Salvador de la Encina tiene las de perder en cuanto a poder ocupar uno de los 1.600 altos cargos que el PSOE tiene que nombrar en su nuevo Gobierno.

Aunque el propio De la Encina se ha postulado para el puesto de presidente de Puertos del Estado, lo cierto es que su cercanía a la presidenta de la Junta de Andalucía lo aleja de cualquier puesto en el Gobierno de la nación, pero lo acerca a la presidencia del Puerto de Algeciras, un trofeo menor, pero muy apetecible.

De la Encina llegó a sonar en el Gobierno de Zapatero como Director General de la Guardia Civil, pero perdió la jugada y quedó fuera. También se ha postulado en altos cargos dentro del Ministerio de Fomento, donde ha realizado gran parte de su actividad parlamentaria, pero como decimos, su afinidad con Díaz, rival de Pedro Sánchez en la carrera por la secretaría general del PSOE, juega en su contra.

Quizás la famosa cuestión de las cuotas territoriales sea el as bajo la manga del veterano político campogibraltareño, pero es quizás eso, su veteranía, otro de los hándicaps que deberá superar en un organigrama al que Sánchez está dando frescura.

Habrá que esperar los movimientos de las próximas horas, pero las quinielas apuntan a que De la Encina no jugará en la Premier y tendrá que conformarse con la cuarta división.