Cuando un Gobierno realiza un espectáculo mediático recogiendo un barco con mas de 600 inmigrantes a 3.000 kilómetros de nuestras costas, y paralelamente anuncia la vuelta de la Sanidad Universal, ayudas y acogida, además de la eliminación de las medidas disuasorias instaladas en las vallas de Ceuta y Melilla, el “efecto llamada” está mas que activado.

Eso lo saben las mafias, que se mueven como pez en el agua en el norte de Marruecos, ante la impunidad del Reino alauita, y que han corrido la voz por todo el territorio, creándose bolsas de inmigrantes dispuestos a cruzar el Estrecho.

Las cifras asustan y han desatado todas las alarmas, ya que, según los expertos policiales, en estos momentos se estima que unas 50.000 personas están agolpados en el norte de Marruecos dispuestos a echarse al mar y llegar a las costas españolas.

La zona de ha convertido en una olla a presión, y esta presión está trasladándose a los centros de acogida en territorio español, donde permanecen los inmigrantes ilegales hacinados, con escasos recursos y en muchos casos, pernoctando en las cubiertas de los mismos barcos que los rescatan.

Por el momento, ni el ministro del Interior, ni el propio Gobierno, han aparecido por la zona para comprobar in situ el estado de las infraestructuras de acogida, revisar o conocer los dispositivos, o dar el apoyo necesario a las personas que componen los operativos, muchos de ellos improvisados y llevados por personal voluntario.

La Policía asegura que esta situación es la mas grave de los últimos diez años, ya que la llegada de inmigrantes subsaharianos es cada vez mas numerosa y mas violenta, como pudo comprobarse en el salto de la valla de este jueves pasado, con inmigrantes armados con cizallas, sierras, lanzallamas y cal viva, que arrojaban a los agentes de la Guardia Civil.

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) denuncia en un comunicado que los inmigrantes "han rociado con cal viva, excrementos y orín" a los agentes y que 22 han sido atendidos por "quemaduras químicas, ojos inflamados, contusiones y trastornos respiratorios".

Esta asociación señala que ya advirtieron de que el anuncio del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de la retirada de las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla "iba a traer problemas de seguridad" sin que se pusieran en marcha medidas adicionales como un aumento de la plantilla y más material antidisturbios y de autoprotección.

Precisamente desde la Guardia Civil y Policía Nacional, se teme que estas avalanchas sean cada vez mas frecuentes y numerosas, a la vez que violentas.