“Salva sálvalo”. El cántico de la afición algecirista a su nuevo técnico, que estaba en el palco, resume lo vivido un el Nuevo Mirador en el primer partido de 2020. El Murcia, sin hacer nada del otro mundo, aprovechó un regalo del apático equipo rojibalnco, en el inicio, para llevarse tres puntos de los que hacen daño. Si hasta ahora el santuario había sido el sostén de los que entrenaba Fajardo, la imagen dada ante los pimentoneros no invita al optimismo. No hubo rabia, ni nada parecido tras una semana complicada por el cese del entrenador alicantino. La conclusión más clara tras lo visto es que Salva Ballesta no sólo tiene tarea por delante sino que necesita refuerzos de manera urgente, pero no se trata de incorporar jugadores que sean un melón sin abrir.

El Algeciras necesita, pero ya, hombres que aporten desde el minuto uno. El partido comenzó con más problemas burocráticos. Al de Romero, que no tiene buena pinta, se sumó el de Fernando Gallego que no se pudo sentar en el banquillo. Ejercía de director Hugo Gretener mientras Salva Ballesta estaba en palco. Toda esta situación de interinidad y cierta desazón pareció trasladarse al campo.

Lejos de comenzar enrabietado, el equipo de casa saltó demasiado frío al terreno de juego. Borja Vicent, aclamado en numerosas tardes no tuvo su día. Cometió fallos impropios de él. En el minuto dos Víctor Curto, tras asistencia de Peque previo falló del central, fusiló pero Lopito repelió. No sucedió lo mismo cuando en el 16, otra vez una indecisión de Vicent, permitió a los dos delanteros pimentoneros jugar de cabeza y Curto la mandó dentro. El peor escenario posible para los de casa. Ganet y Karim intentaban tirar de sus compañeros pero aquello no arrancaba. Un par de arrancadas de Karim, algún escarceo de Antoñito y poco más. Todo cambió a partir del minuto 29 cuando un córner de Ganet casi permite a Karim igualar. El meta Marcellán lo evitó. En los siguientes minutos el acoso, más con corazón, fue constante aunque sin ocasiones clara, el rival ya no salía e incluso comenzó a perder tiempo. Braganza, mejor que el pasado fin de semana, lo intentó pero Edu Luna se interpuso. El descanso llegó al límite para los de la Nueva Condomina.

Querer y no poder

El segundo acto fue un quiero y no puedo para el conjunto local. Todo ello ante un rival que tampoco va sobrado y que comenzó a notar el cansancio de tres partidos en una semana. El dominio de los de casa fue inoperante. Sólo Iván, tras una falta ensayada en el 69, pudo marcar pero Juanma la sacó cuando el gol se cantaba.

El orgullo de Ganet fue lo más reseñable de un equipo que, si bien sigue fuera del descenso directo, no tiene buen pinta. Aquel grupo que maravilló en el arranque del campeonato se difuminó y ya ni siquiera tiene al jefe a los mandos. La era Ballesta se inicia con una durísima salida, nada menos que a Yecla y con la afición, que sigue siendo de admirar, reclamando fichajes cuanto antes. El ilusionante proyecto de Nicolás Andión, cuya preparación está a otro nivel, pasa, inexcusablemente por lograr una permanencia que se está complicando por semanas. El Algeciras se encomienda a Salva para salvarse de la quema.

Ficha técnica:

Algeciras C.F: Lopito; Choco, Álvaro Benítez, Borja Vicent, Braganza (Tote, 84’), Cerpa (Mario Martos, 72’), Iván, Ñito, Pablo Ganet, Antonio Domínguez (Antonio Sánchez, 58’) y Karim.

Real Murcia C.F: Marcellán; Dorrio (Toril, 60’), Edu Luna, Juanma, Peque (Josema, 75’), Armando, Víctor Curto (Manolo, 64’), Quereda, Juanra, Meseguer y Álvaro.

Goles: 0-1 Min.16. Víctor Curto Árbitro: Sergio del Río Lozano (Extremadura). Mal. Amarilla para Iván (52’), Borja (78’). Por parte visitante Peque (51’), Toril (61’), Marcellán (62’), Juanma (91’)

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 21 de liga en el Grupo IV de Segunda División B. Estadio Nuevo Mirador. Terreno de juego en buenas condiciones. Unos 2.500 espectadores. Antes del inicio del choque, Daniel García, subcampeón de La Voz Kids actuó para todo el público. También se guardó un minuto de silencio en memoria de Antonio Robles, Miguel Camacho y José Luis Palacios.