En la Barra: Historia de un descalabro

En la Barra: Historia de un descalabro
ALGECIRAS. - Tan sólo una Estrella Galicia, como siempre de primera, puede hoy ayudar a escribir esta barra. Un lugar en el que hay dolor, pena, rabia, impotencia. La siente el que suscribe y todos los que, gracias de antemano, han mandado mensajes a servidor para expresar su indignación. El Algeciras, salvo un milagro y de los de época, estará en Tercera División. Alguno, más allá del calentón y con cierta lógica ya pide la desaparición. Si quieren la opinión del redactor, que no vale para nada, habría que mirar todo, pero todo, con mucha calma y sin descartar nada. La afición, enorme por enésima vez en la temporada y en la historia, acudió en mayor número del que todos, seamos serios, pensamos. Son ya muchos mazazos y es una pena que la directiva, honrada, joven y algecirista, tenga que sufrir este presumible descenso. Sin duda, sólo los aficionados de siempre, están por encima de ellos. Se da la paradoja de que entre ese grupo de gestores también se incluyen seguidores del sufrimiento. Manolo Sanlúcar ha pregonado y practicado, durante muchos meses, la humildad como bandera. Quizás, míster y con el respeto que siempre me has mostrado y creo que ha sido recíproco, faltó algo de eso en navidades o en las últimas semanas. Se puede denominar cabezonería o falta de humildad, es lo mismo. Cuando hasta ahora siempre, o casi siempre, había apelado al equipo, grupo, compromiso y fútbol, en las últimas semanas hemos muerto varias veces. Entiendo que eso denota una falta de argumentos o que el mensaje ya no llega. Ojo, es el mismo técnico que nos llevó a la gloria hace, quién lo diría, menos de un año. Lo que ocurre ahora, ese es el problema, es algo ya repetido. Se irán muchos, quedaremos los de siempre, alguno incluso se plantea abandonar y es legítimo, pero la realidad es que la Tercera, ahora sí, será aún más dura. Quedan 90 minutos que serán un suplicio o una heroicidad. Lo peor es que las papeletas apuntan a lo primero. Un partido, el de Mestalla, al que nunca se debió llegar. El equipo, obviamente, no era el mejor del Grupo IV. Sin embargo, un esfuerzo de titanes, un técnico que supo inculcar cosas a los suyos, una afición, siempre, entregada y disfrutando, nos hicieron soñar. Lo tuvimos al alcance de la mano, pero en los últimos meses Sanlúcar se enredó, en diciembre no quiso fichar a Francis y la directiva, eso puede servir para el futuro, no supo, no quiso o no pudo, ya da igual, imponerse. Ahora los lamentos ya no sirven. Jugadores de la casa, como siempre, tendrán que llorar y penar el presumible batacazo. Otros se irán, algunos tendrán el reconocimiento cuando vuelvan con otros equipos, sin embargo los hay que estarán señalados, con razón, para toda la vida. He vivido varios descensos, también ascensos, pero ninguno, será la edad o el que esto no lo vi venir, ninguno como este. Nadie, ni el más anti algecirista de España, pudo pensar que esto ocurriría. Luego llegó el Valencia y más allá del penalti, el Algeciras en estado puro como titulamos en la crónica, la realidad es que la eliminatoria estaba perdida casi antes de jugarse. Es un descalabro, desgraciadamente, para la historia. Los triunfos tienen muchos padres, las derrotas menos, por eso señalen que en alguno acertarán. La afición, por si quedan dudas, está fuera de toda sospecha. La humildad, las ganas de dejarse el alma, los de casa y poco más, 90 minutos, ojalá tenga que escribir el lunes recibiendo algún mensaje diciéndome que ahora no digo nada, ojalá. Lo merece el algecirismo y los que me enseñaron esto, pero me temo...

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