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CICLISMO

La realidad del deportista, por Oliveiro Ortiz

La realidad del deportista, por Oliveiro Ortiz

Son las 07:00, suena el despertador, me levanto de la cama y me dirijo al baño para lavarme la cara y quitarme las legañas; ¡todo ha sido un sueño, sólo un sueño, un bonito sueño! 

BLOG.- Son las 07:00, suena el despertador, me levanto de la cama y me dirijo al baño para lavarme la cara y quitarme las legañas; me pongo el chándal, los tenis y bajo al comedor junto a mis compañeros de equipo para degustar un desayuno de campeones tipo bufet: “tostadas con mermelada, croissants, zumo de naranja recién exprimido y un tazón de cola-cao”. Regreso a la habitación y hago la cama, me lavo los dientes, miro el horario que está sobre el escritorio para saber lo que me prepara el lunes y meto en la mochila los libros de las asignaturas que tendré a lo largo del día y en la bolsa de entrenamiento dos mudas, dos toallas, otro par de tenis y el neceser mientras veo la televisión.

Son las 08:25, bajo a la recepción de la residencia donde me encuentro nuevamente con mis compañeros y comentamos el partido de fútbol que vimos la noche anterior por televisión mientras esperamos al preparador físico. Cuando llega nos comenta que para comenzar la semana el entrenamiento del día será muy suave, tan sólo 12 km de carrera continua por el parque y estiramiento. Llego a la habitación para ducharme y cambiar de ropa, me como un yogurt y dos galletas y me dirijo al pabellón B donde nos espera a las 10:45 la nueva profesora de inglés que nos prohíbe hablar castellano durante las dos horas de clase, ¡hasta para pedir permiso para ir al baño debemos hacerlo en inglés! Cambio el chip de inglés a matemáticas y de matemáticas a historia hasta que suena a las 14:45 la fantástica campana que indica el final de las clases y la hora de comer. Dejo la mochila en la habitación y voy al comedor entusiasmado por el menú del día “ensalada mixta, espaguetis a la boloñesa y arroz con leche”, sobretodo porque los espaguetis a la boloñesa es mi plato preferido, aunque cuando paso por la línea con la bandeja compruebo que la ensalada mixta únicamente es lechuga y el postre del arroz con leche es una masa dura sin leche.

Tenemos descanso de 15:30 hasta las 17:00 que aprovechamos para siesta, ver la televisión o jugar un rato con la consola. A las 17:15 me dirijo al polideportivo donde nos espera el entrenador en el Aula Técnica D para repasar los fallos del fin de semana y exponernos el plan de entrenamiento de la semana. De 18:00 a 19:30 tuvimos una sesión de entrenamiento bastante dura que nos dejó muy cargadas las piernas aunque tras la ducha caliente y el trabajo posterior con el fisioterapeuta ayuda a relajarlas bastante. Terminamos cerca de las 20:30, hora justa para cenar y a las 21:00 el entrenador nos entrega los teléfonos móviles que únicamente podemos usar hasta las 22:00 y vuelve a requisárnoslos, el tiempo justo para llamar a la familia y contestar algunos mensajes o e-mails de amigos. A las 23:00 luces apagadas y a dormir.

 

La realidad del deportista, por Oliveiro Ortiz