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EXPOSICIONES

La Galería Cavilla de Gibraltar promociona a artistas españoles

La Galería Cavilla de Gibraltar promociona a artistas españoles

La galería Cavilla nunca es monográfica, pues en ella conviven la pintura, la escultura, el arte precolombino, el africano y una de las grandes pasiones de su propietario, la arqueología. Todo ello fruto de viajes, compras en subastas o colecciones privadas y del descubrimiento de talentos

GIBRALTAR.- El interés del galerista gibraltareño Dylan Cavilla por el arte nació en su infancia. Su abuelo, León Serfaty, coleccionaba de todo: marfil, cristal, muebles, pinturas, monedas, sellos e incluso escopetas; y su padre, ya fallecido, pintaba. También ejercieron una fuerte influencia sobre él sus tías Jane Langdon, Willa Vásquez y Bathsheba Peralta, reconocidas pintoras y artistas multidisciplinares gibraltareñas. “Aunque puedo pintar, me decanté por la música. Toco el piano y el violín. Pero el arte me interesa en todas sus formas. Es primordial en mi vida”, asevera.

La cabeza de Cavilla está llena de ideas, sueños y proyectos que, en gran parte, giran alrededor del número 14 de Horse Barrack Court, sede de la galería que desde hace tres años lleva su nombre. Este espacio sustituyó a otro anterior más pequeño y otorga a los artistas españoles un lugar destacado. La pintora algecireña Fátima Conesa es una de sus habituales, el linense Víctor Quintanilla expuso en marzo sus esculturas de acero y esta semana ha tomado el relevo el extremeño afincado en Cádiz José María Díez.

El galerista, por cuyo espacio han pasado artistas de la talla del gibraltareño Christian Hook, es muy consciente de la calidad que existe en el país vecino: “España siempre ha tenido artistas de primer nivel, de los mejores del mundo. Y hoy día sigue habiendo gente con una calidad enorme. Cuando disponga de algo más de tiempo, quiero realizar un tour y visitar exposiciones con el objetivo de traer a más artistas españoles a Gibraltar”.

“Yo traigo lo que a mí me gusta, a aquellos artistas que me dicen algo y que están en la línea de lo que yo quiero hacer aquí: promover un espacio en el que proliferen las piezas de calidad y, claro está, su venta. Hace falta mucha más escultura, más pintura en las casas, en los centros de trabajo… Existe una necesidad, al menos mía, de verla en más lugares”, comenta el director, para el que la apertura de este local era casi una exigencia vital. “Tenía que ponerlo en marcha porque es el entorno en el que yo quiero trabajar. Poseo una visión muy concreta de cómo quiero llevar mi negocio y me va bien, no me puedo quejar”, apostilla.

Fátima Conesa, la huésped permanente

Hablar de la galería Cavilla es hacerlo de la pintora algecireña Fátima Conesa. Como reconoce el propio director, el visitante siempre encontrará obras suyas, a menos que alguna exposición concreta requiera más espacio y las desplace de forma transitoria. “Fátima tiene un peso específico aquí. Me encanta”, apunta.

Este aprecio es mutuo. “Dylan es el mejor galerista que he tenido en mi carrera, el que cualquier artista querría tener. Mi agradecimiento hacia él es absoluto”, dice Conesa, cuya conexión con Cavilla nació en la Fine Arts Gallery del Peñón. “Yo tenía dos obras mías en una exposición colectiva. Dylan pasó por allí, las vio y me propuso montar de manera individual en su galería antes de que finalizara 2015. Y así aterrizó en Gibraltar Habitantes de Moebius, una muestra que incluye grabados, óleos de gran formato…, aunque había obras mías desde 2007”, desgrana Conesa, cuyo ritmo de ventas está siendo bueno: “Estoy vendiendo muchas obras en Gibraltar; en España, por el contrario, está la cosa muy parada”.

Fátima Conesa compagina la pintura y el grabado con la docencia. Lleva más de una década impartiendo clases en Algeciras y el próximo mes de mayo se trasladará a Bilbao, donde ofrecerá unos cursos intensivos durante dos semanas en la Universidad de Bellas Artes.   

Víctor Quintanilla, el Gaudí andaluz

Dylan Cavilla también siente debilidad artística, además de cariño personal, por Víctor Quintanilla, cuyas esculturas de acero han sido las grandes protagonistas de la galería durante dos semanas en marzo. Cavilla lo tiene claro: Quintanilla tiene un exacerbado talento que, por desgracia, no está reconocido.

“Víctor ha sido profesor de instituto durante décadas en La Línea y ha cuidado con tesón de varios miembros de su familia. Esas circunstancias le han impedido quizás llegar más lejos a pesar de ser un gran escultor, un Gaudí andaluz que, además, proyectó hacer un gran museo en su ciudad sin ningún tipo de ayuda y ahí sigue”, explica.

Con esta exposición, compuesta de unas 40 piezas entre arlequines, toreros, meninas, quijotes, andaluzas y cristos, la galería ha ayudado a Quintanilla a recaudar fondos para su proyecto. “Llevaba más de un año intentando convencerle de que expusiera para vender, algo a lo que Víctor es bastante reacio. Pero vender es importante”, destaca.

Por otro lado, Cavilla aspira a llevar al artista linense a lugares como Tokio, “donde su obra sería bien recibida”, y Londres, “donde hay una galería muy interesada. Pero para poder viajar, él necesita que la iniciativa del museo se asiente. Víctor es una persona especial que se merece triunfar por su trabajo y por su dedicación y amor hacia la enseñanza, sus alumnos, La Línea y el arte”, añade.

Víctor Quintanilla dice de sí mismo sin tapujos que no es de este planeta, y aquellos que lo conocen certifican la autenticidad de dicha afirmación. A la inauguración de su exposición en la galería Cavilla el pasado 17 de marzo, acudió ataviado con un toro de Osborne a modo de peineta, una chaqueta torera, un abanico y varios crucifijos, como si quisiera fundirse en acero y compartir sala con sus creaciones. Genio y figura.

Ésta era la segunda vez que Quintanilla llevaba su obra al Peñón. La primera fue en el hotel Caleta aunque no recuerda cuándo, “porque para mí el tiempo no existe, no sé si es lunes o martes, enero o febrero”. En esta ocasión, es su amistad con Dylan Cavilla la que le ha hecho cruzar la frontera. “Nos conocemos hace años. Él es un apasionado de las antigüedades, que son a su vez uno de mis puntos débiles”, afirma.

El artista de La Línea espera poder repetir experiencia y terminar su museo, “una iniciativa por la que he pegado en muchas puertas sin éxito. La actual Corporación municipal de La Línea me está ayudando y se lo agradezco. Todo mi afán es terminar este proyecto para mi pueblo, donde hay muy poco”, manifiesta Quintanilla, para el que el arte es, ante todo, una búsqueda interior.

“Eso es lo que yo hago utilizando lo más duro, que es el acero, el hierro, el yunque y el martillo, a pesar de mi aparente fragilidad. Después de haber pasado por momentos en mi vida llenos de incertidumbre, conflicto y dudas, ahora estoy en equilibro. Me encuentro bien conmigo mismo, en armonía y con una fuerza y una vitalidad que nunca antes tuve”, finaliza el escultor, quien en 2006 tuvo la oportunidad de entregar en persona una de sus piezas a los Reyes de España, entonces Príncipes de Asturias, coincidiendo con la celebración del 50 aniversario del Diario Área del Campo de Gibraltar.

José María Díez, la búsqueda interior

El extremeño José María Díe ha inaugurado esta semana en la galería. Dylan Cavilla rezuma emoción por ello: “Su obra me fascinó nada más verla; es exquisita y habla por sí misma. Su integridad y seriedad como artista son increíbles. Hay que venir a verla porque es espectacular y muy singular. Estoy seguro de que José María llegará muy lejos”.

Nacido en Almendralejo pero afincado en Cádiz capital desde hace diez años por amor –su mujer es gaditana “de pura cepa”-, Díez trae a Gibraltar más de cuarenta grafitos, su trabajo de los últimos tres años tras un periodo en el que compaginó la pintura, en la que empezó a prodigarse en su infancia, con el diseño de interiores.

“Después de una etapa dedicada al interiorismo y en la que pinté con un realismo muy puro, casi fotográfico, necesitaba buscarme a mí mismo, olvidarme de la realidad y buscar otra que estaba dentro de mí, con fuertes influencias musicales y literarias. La colección de más de 40 grafitos que traigo al Peñón, mezclados en ocasiones con un poco de pastel, es fruto de ese proceso de búsqueda y conocimiento interno”, reseña el pintor, que está muy agradecido a Dylan Cavilla.

“Me ha tratado con una enorme sensibilidad. Yo sé que a él le apasiona el blanco y negro, y eso es justo lo que yo hago ahora con un montón de matices. Para mí es un placer exponer en este rinconcito tan bonito de Gibraltar”, asegura.

José María Díez, que ha expuesto en ciudades como Sevilla, Cádiz, Mérida, Madrid, Lisboa y Londres, agrega que está en fase de procesar su decisión de dedicarse a la pintura como profesión. “Lo que más me interesa es hacer un buen trabajo, por eso solo expongo lo que creo que se puede ver. De otra parte, cuando expongo aspiro a que la gente capte mi modo de ver el mundo y se sienta bien observando la obra. Para mí, el arte es sobre todo comunicación”.

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