Quizás sean los momentos de incertidumbre política y económica que se traducen en una incertidumbre inconsciente a todo lo que nos rodea. O puede ser que estemos ante una sociedad en donde gracias al mundo digital estamos más conectados entre nosotros, pero más lejos en el ámbito personal.

Los motivos pueden ser varios, pero el hecho constatable es que cada vez más personas recurren a los servicios de las denominadas tarotistas buenas por teléfono para intentar aclarar sus dudas y conocer cuál va ser su destino en el amor, trabajo, negocio y económica.

Los hábitos y costumbre de la era digital han hecho cambiar la manera que tenemos de relacionarnos entre nosotros y también la forma en la que buscamos el amor o las relaciones esporádicas. Nunca antes en la historia de la humanidad ha sido tan directo el buscar pareja o relaciones íntimas con desconocidos.

Esto puede ser el motivo de que la incertidumbre y los problemas de amor, separaciones, divorcios rupturas de pareja estén en máximos y esto hace que se llame por teléfono a las videntes para buscar respuestas o quizás a alguien que nos escuche, aunque sea cobrando.

Porque no solo se llama para saber el futuro. Diversas tarotistas consultadas por este medio no indican que hay un porcentaje muy alto de personas que realmente llaman para desahogarse y tener a alguien que los escuche y les aconseje.

Es cierto que hay otro gran porcentaje que buscan respuestas y desenlaces sobre temas amorosos. Destacan que la llegada de las apps como método para ligar ha traído consigo un aumento de problemas de pareja e infidelidades.

Todo ello sin contar con las mentiras que se dicen a través de estas aplicaciones lo que conlleva un gran número de preguntas y dudas que surgen y que son consultadas a las tarotistas y videntes.

Destacan desde el sector que están remontando la crisis económica que también les ha afectado y que, aunque no se llega a los niveles de la primera década de este siglo sí que han notado un repunte desde 2017 aunque ahora los precios por consulta son más baratos que antes.

Una de las principales quejas que hacen las que se consideran tarotistas de verdad es que el intrusismo que trajo consigo la crisis les ha perjudicado y ha empobrecido la imagen de las que de verdad tienen videncia y la sabiduría para echar las cartas.

Ahora se pueden encontrar consultas a cinco euros la media hora y esto solo es posible, según las tarotistas consultadas, si la persona que realiza la consulta no es verdaderamente una tarotista.

Lo relacionan con la necesidad económica y la falta de empleo que ha llevado a muchas personas a buscar esta salida profesional y dudan de que muchas de ellas tengan sus papeles en regla y estén dadas de alta.

Reivindican que es posible predecir el futuro con las cartas y la videncia pero esto está solo al alcance de las que lo son de verdad y tienen los conocimientos suficientes para poder consultar.

Alertan que muchas de personas que recurren a estos servicios se encuentran mal anímicamente y se debe tener responsabilidad y este es uno de los motivos por los que atacan el intrusismo.

Se calcula que estos servicios le dan empleo, directa e indirectamente, a unas 5000 personas en España. No solo las tarotistas y videntes, sino que comerciales de telefonía, personal de atención telefónica…etc.

En definitiva, un sector que remonta aunque con unos márgenes de beneficios mucho menores que antes de la crisis y con la necesidad de acabar con el intrusismo.