Personas en puntos opuestos del globo que conectan a través de los comentarios de un blog, del chat de una red social o a través de la interface de una aplicación para ligar. Internet es esa autopista abierta por la que transita todo aquel que tiene acceso a ella, ¿pero qué es lo que realmente ha cambiado en nuestras dinámicas sociales con su proliferación?

Empecemos con un ejemplo: acabas de mudarte a una nueva ciudad y en un momento de necesidad social, buscas un chat en Málaga para saber en qué anda la gente local y conectas por ahí con una chica que vive en un barrio cercano al tuyo con la entablas una conversación intermitente que dura un par de noches antes de quedar en persona para tomarse el primer café…

Historias como esta ocurren todo el día todos los días en Málaga, en Madrid, en Barcelona, en Londres o en Pekín: personas que entran a internet buscando conocer a otros con quienes avivar su vida social o directamente conectar con personas con las mismas necesidades sexuales que busquen pasar un buen rato sin demasiado compromiso. Al mejor estilo de la revolución sexual de los 60, el internet ha hecho posible nuevas formas de relaciones sexuales usadas masivamente por las nuevas generaciones.

El otro tipo de historias que ocurren son aquellas que no son intencionales, sino que ocurren sin querer: un like en alguna red social que propicie una conversación, un follow que nos llame la atención o alguien que directamente nos saque platica en base a nuestras publicaciones en redes sociales también dan pie no solo a aventuras de una noche sino a relaciones sólidas de las que se desprenden hogares, hijos y familias enteras.

Derrumbando tabúes

Cada vez menos el contacto inicial entre parejas es cara a cara. La primera impresión ahora se genera por medio de una pantalla luminosa que se enciende con cada notificación que recibimos. La escritora estadounidense Moira Weigel lo entendió mejor que nadie y en base a sus investigaciones publicó Los trabajos del amor, un ensayo en el que analiza la supuesta extinción del galanteo como lo conocíamos. Weigel considera que ni el romance ni el galanteo se han extendido, sino que han evolucionado para adaptarse a las nuevas formas de vida. De esta manera, el popular “te recojo a las seis en la oficina” ha sido reemplazado por un simple mensaje de texto preguntando si aún se está despierto.

Estos cambios también vienen dados por el estilo de vida moderno, que tanto en hombres como en mujeres deja demasiado tiempo libre para invertir en coqueteos y que, por primera vez en la historia, equilibra las cargas del primer paso, pues si algo han logrado estas nuevas formas de interacción es equilibrar las cargas entre sexos a la hora de dar el primer paso.

Aunque a principios del nuevo milenio ligar por internet o admitir que a tu pareja la habías conocido por medio de alguna red social era un tabú, pues se consideraba que solo las personas desesperadas recurrían a estos métodos. Sin embargo, esta tendencia se ha revertido con relativa rapidez, pues a 18 años de la triunfal entrada del internet a nuestras casas ligar a través de una red social, web o página de citas ya no es un asunto de nerds, raros o solterones desesperados, sino una dinámica más dentro de este estilo de vida interconectado que se impone día a día.