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A hombros en la Goyesca. Foto: Juan Luis Adrada

Cayetano borda el toreo sobre el albero rondeño y sale a hombros junto a Manzanares

Cayetano borda el toreo sobre el albero rondeño y sale a hombros junto a Manzanares
RONDA. - Un año más, la Goyesca de Ronda, en su LIX edición, vuelve a convertirse en lugar de peregrinación de aficionados y curiosos para contemplar un espectáculo que nos traslada a épocas pasadas desde que se pisa la preciosa ciudad de Ronda. En el previo, calles repletas de público esperando ver el cortejo compuesto por exquisitos coches de caballo donde los toreros llegaban al coso, precedidos por la corte de damas de esta maravillosa Feria Taurina de Pedro Romero. Todo un espectáculo en sí mismo. Ya en la plaza, cartel de No Hay Billetes una vez más, y tres toreros que salían a buscar el triunfo llevados por la estampa de un ruedo único, torero por excelencia. El festejo contó con la ausencia ya anunciada el pasado lunes, de Francisco Rivera Ordóñez, que si bien no pudo estar vestido de goyesco, lo hizo vestido de chaqueta presenciando desde el callejón lo que la terna del cartel hacía, además de recibir los brindis de Manzanares y su hermano Cayetano, fundidos en un sentido abrazo. En lo taurino, Morante de la Puebla quiso más de lo que pudo, su lote apenas le permitió cuajar faenas de triunfo con la muleta. Su primero se paró pronto y su segundo tuvo una sosa embestida que no calaba en los tendidos. Sin embargo nos firmó unos lances a la verónica, otros a pies juntos, quite por chicuelinas y unas medias verónicas que calaron en un público expectante. Con la muleta, retazos y detalles fue cuánto pudo hacer. Tres orejas cortó José María Manzanares, dos de su primero, un toro al que cuajó toreando casi de salón, con la sublime elegancia que le caracteriza, después de que Curro Javier y Luis Blázquez saludaran una gran ovación tras el tercio de banderillas. Un estoconazo de ley acabó con el toro y puso el triunfo en su mano. El quinto, de la tarde, de Cuvillo, no tuvo gas ni raza para seguir la muleta con entrega, y Manzanares, a base de tesón, hilvanó muletazos por ambos pitones marca de la casa, templados, largos, dignos de quien maneja unas muñecas dotadas de magia torera, donde no faltó un cambio de mano de excelente corte y largura; otra estocada monumental y Ronda le premió con la tercera oreja. Destacar que el torero alicantino volvió a vestir de luto, como toda la temporada, esta vez de goyesco, con un precioso vestido y cuidando cada detalle. La tarde la protagonizó Cayetano, que reaparecía esta temporada en la Feria de Jerez, y la hizo suya. Rostro de los que llamo de sonrisa interior, de convencimiento sobre lo que va a hacer, de disposición. Así fue, sonaron clarines (los de Sevilla) y con el capote a una mano se fue a recibir a su primer toro, 3º de la tarde, a portagayola. Empezó la fiesta, verónicas a pies juntos, y aquello que empezaba a hervir ante su público, en su plaza. Quite torero, esperando sujetando capote a una mano para echárselo a la espalda en el primer lance con el envés, y recetar varias gaoneras que, para quien aún anduviera despistado, volvía a remarcar las intenciones con las que venía. Brinda al público y se echa de rodillas para iniciar la faena, lo mejor, un cambio de mano con ambas rodillas en tierra al que el respetable dedicó un ole que removió los cimientos de la plaza. Después toreo por ambas manos, de frente, echando la pierna “alante”, entregado, rematando los muletazos por debajo de la pala de los pitones. Crujió la plaza y crujió Ronda. El sexto, el mejor de la tarde, otro faenón a los sones de La Concha Flamenca, después de brindar a su hermano. Se volcó en la suerte suprema en ambos toros, matizando que al sexto, se lo llevó al mismo centro del anillo para la estocada. Cuatro orejas, ganadas a ley. En el último, petición mayoritaria de rabo, el presidente “engañó”, sin querer, al público, sacando el pañuelo azul que otorgaba la vuelta al ruedo al toro durante la citada petición, estos, al darse cuenta, siguieron pidiendo el rabo incluso en el arrastre. La nota curiosa la protagonizó al día siguiente Morante de la Puebla, que escuchó con atención la lectura de un manifiesto en una manifestación antitaurina celebrada en la propia localidad. Tras éste, hizo declaraciones a los medios presentes, iniciando:”Yo soy torero, no un asesino” o “ellos viven de las subvenciones y éste es su trabajo, es un movimiento orquestado y les dan dinero para que protesten, salvo a algunos” señalando también que le parece una provocación ir a una tierra como Ronda a manifestarse, donde el toreo se respira por todas sus calles, “quedan pocas creaciones artísticas donde uno exponga su vida”. Matizó también que “la mayoría de los que protestan reniegan de la España profunda y antigua, que no es la España de Franco; los toros vienen de mucho más atrás”. Recordamos que Morante ha sido víctima de ataques antis, en Mallorca y Marbella recientemente, y ha denunciado dicho ataque, algo que debe hacerse siempre, porque para ello el toreo está dentro de la legalidad.

Ficha del Festejo

Plaza de toros de Ronda. LIX edición de la Corrida Goyesca. Lleno de No Hay Billetes. Un año más, la Banda de Municipal Villa de Los Barrios puso la nota musical. Toros de Núñez del Cuvillo (1º, 3º y 5º) y Juan Pedro Domecq (2º, 4º y 6º) permitieron a medias el triunfo, destacaron 2º y 6º; el resto, sin exceso alguno, ni de fuerzas ni de bravura. Morante de la Puebla, silencio y palmas. José María Manzanares, dos orejas y oreja. Cayetano, dos orejas y dos orejas. Destacadas actuaciones de las cuadrillas en general, destacando pares de Curro Javier, Luis Blázquez, José Antonio Carretero o Sánchez Araujo. Manzanares toreó infiltrado, aquejado de una lumbalgia ante la que los médicos desaconsejaban torear.

Cayetano borda el toreo sobre el albero rondeño y sale a hombros junto a Manzanares