Opinión

La ilusión de una afición que tiene muchas preguntas

La ilusión de una afición que tiene muchas preguntas
Opinion Alberto Espinosa
Opinion. Alberto Espinosa
El Algeciras afronta su retorno a Segunda B, tras tres años, con varios frentes abiertos. El lío de la portería, los mensajes entre líneas de Mané-Fajardo o la falta de una campaña de abonados agresiva, no merman la ilusión de una afición que sigue demostrando ser lo mejor de la entidad.

Apenas hace un mes que la felicidad inundaba todo el entorno algecirista. Viendo redes sociales, escuchando al entrenador, esperando reacciones de la directiva y leyendo al secretario técnico, Mané, parece que el ascenso de Socuéllamos ocurrió en el siglo pasado y que el Algeciras, en breve, comenzará una nueva reconstrucción casi desde la Primera Andaluza.

Claro, que siempre queda lo mejor, de largo, de la entidad; su gente. Sin una campaña de abonados agresiva, más aún cuando se había despertado, otra vez, ese sentimiento sin igual, con muchas preguntas sobre los líos en la portería, con una pretemporada en la que van surgiendo problemas a diario y comparecencias de Fajardo que hay que leer entre líneas, pues con todo eso, casi 2.000 abonados. El famoso reto 3.000, cada vez más complicado, no parece que se vaya a alcanzar, ojalá que si, y no será en ningún caso por culpa de la gente.

Es justo reconocer que la economía lo marca todo en la entidad rojiblanca. Pero también que estamos en pleno siglo XXI y que el fútbol en Segunda B vuelve a parecerse a la época de vacas gordas. Obviamente no se volverá a lo que fue, pero tampoco estamos ya en una categoría, con verdaderos trasatlánticos, en la que se puedan ir ofreciendo 'miserias' para lo que se mueve en el mundo del fútbol. Alguno parece que no se ha enterado.

Mientras el equipo sigue trabajando en dobles sesiones, jugando partidos amistosos cuyos resultados son lo de menos, es obvio que algo está fallando. Mané, cuya experiencia y algecirismo están fuera de toda duda, se pasa el día pendiente del móvil, claro que luego llega la hora de ofrecer dinero y ahí se encuentra con un muro infranqueable.

Fajardo, en el papel de todos los entrenadores y con la fuerza que le da el ascenso, pide y además manda mensajes al ex de Primera División. Sabe, de sobra, que el que lo puede cesar no es el algecireño que mostró su buen hacer en los campos de máximo nivel. 

Ahora Pipo se convierte poco menos que en imprescindible, aunque el chaval ninguna culpa tiene, en lo que se puede interpretar como un pulso entre el técnico y el responsable de la parcela deportiva. La baja del canario para fichar a un portero, y falta otro, también ha generado dudas. Por no citar la petición de un central "tenemos sólo uno y adaptamos jugadores a otras posiciones", Fajardo dixit, sin olvidar además la necesidad de contar con un delantero centro que tendrá que ser Sub-23, en principio.

Y a todo esto, en la directiva también hay algunas opiniones contrarias a la manera de hacer las cosas y comienzan a notarse fracturas más o menos evidentes. Digamos opiniones contrarias por utilizar términos suaves. La comunicación, salvo en un sentido, brilla por su ausencia. Hay gente muy válida que pide arriesgar un poco más en el capítulo económico. Se basan en las últimas recaudaciones, en el número de socios y en las taquillas que se pueden conseguir, dado el nivel de los rivales. Alguno parece no entender que el Algeciras de nuestros amores y sufrimientos, se medirá a entidades con presupuestos de Segunda A.

La sabia parroquia algecirista, que sigue dando lecciones, asiste atónita a esta pretemporada que debía ser de ilusión y casi festiva, pero que va camino de convertirse en un camino de piedras. ¿Es cierto que Fajardo ya ha amagado con marcharse en varias ocasiones?, ¿Cómo se habla de economía de guerra y se cede a Barroso, indemniza a Sané y veremos que pasa con Pipo?, ¿Cúanto dinero pidió el Algeciras al equipo inglés que quiso llevarse a Ganet?..

Preguntas, cuestiones sin resolver, pero ni siquiera eso detiene a una afición que espera, no obstante, que los errores del pasado no se repitan. Costó mucho dejar la Tercera para que ahora no se aproveche la ocasión. De fútbol opinamos todos, pero moverse en el mundo actual del deporte rey es otra cosa. Mané, como ha dejado claro y con sus errores que como todos los tendrá, sabe de lo que habla cuando se refiere a intereses de muchos. Fajardo, como entrenador que está ante una gran oportunidad, quiere lo mejor, pero y si al final ellos no son los verdaderos culpables... 

Sí, no hay duda, es un equipo especial, no, no traten de entenderlo. Sólo queda desear que no tengamos que lamentarnos de todo esto, allá por el mes de mayo.