Opinión

Ganar desde la inferioridad y la realidad

Ganar desde la inferioridad y la realidad

Mere, otra vez, planteó un gran partido en el que no faltó la suerte, el apoyo de la gente y sobre todo el orgullo de un vestuario herido

El paseo de esta semana a bordo de nuestro siempre fiable y cómodo Hyundai no tiene nada ver con el de hace siete días. En esta ocasión, además de la calidad y prestaciones del vehículo, acompaña el magnífico resultado de los nuestros. Al lío.

Otra vez el equipo rojiblanco demostró que es especial. Cuando muchos temían (temíamos) no sólo una derrota ante un gigante como el UCAM, sino una debacle, llegó otra machada. Sería fácil agarrarse al gol de Joselu, se lo merecía y la rabia con la que celebró no escondía más que frustración por un año duro "en el que la gente me ha seguido apoyando", dijo el de Talarrubias para el que la grada "sólo ha tenido mensajes de cariño, yo este escudo lo siento y lo peleo" dijo el pichichi del año anterior.

Decía que sería fácil dejarse llevar por el gol, el momento en el que se consiguió y todo lo que rodea esa locura del Mirador en los finales histéricos que tanto gustan. Sin embargo, modestamente como siempre y sabiendo que hay mejores opiniones y más acertadas, entiendo que el grupo demostró su responsabilidad y la autocrítica que habían expresado durante una semana muy dura. 

La afición había mostrado su enfado, no por la derrota de Jumilla sino por la forma. El domingo ofreció cariño y apoyo. Mere sin que nadie le preguntase agradeció su comportamiento y ayuda en los peores momentos, "lo digo de verdad, ha sabido entender que el equipo la necesitaba y quiero agradecérselo", espetó el de El Puerto.

Un gol que puede cambiar todo, pero que no debería esconder que los jugadores mostraron el orgullo y compromiso que sabían , ellos mejor que nadie, no apareció en la segunda parte del duelo anterior. "Esta afición si nosotros nos dejamos todo, podemos ganar o perder pero no reprochará nada" aseguró uno de los nuestros ya, como Víctor González.

Tampoco ese tanto, que da la vida y deja el camino algo más despejado aunque hay que seguir, debería esconder otro enorme planteamiento de Mere. "Había que pelear desde la inferioridad y saber que el balón lo tendrían ellos", apuntó el entrenador que, pese a todo, sigue su camino y con sus detractores que no cesan de exigir. Cierto es que cada vez son menos aunque se dejan notar en demasía. 

Para ganar a un rival como el universitario también hace falta la suerte. Y esa apareció en el fallo de Josemi que, por cierto, de nuevo hizo paradas de mérito en un año para enmarcar. Pero más allá de estos detalles, claves siempre en el fútbol, la grada ya había comprobado que su equipo había vuelto. Podría empatar, perder o ganar en el último minuto, pero la competitividad que había tenido durante todo el año, incluso en las derrotas, estaba presente. Y es que el orgullo herido hace mucho, en el fútbol ficción que tanto nos gusta a veces, sería fácil decir que la hercúlea victoria ante los universitarios, se fraguó en el autocar de vuelta de Jumilla. En cualquier caso, bienvenida sea más aún cuando no es fácil mentalizar a un grupo de que se mate corriendo ante un rival que es mejor. Otros, sin citar nombres, prefieren vender motos, pero desde la verdad se pueden conseguir más cosas, demostrado está y no sólo el domingo ante el UCAM. El Algeciras, con sus muchas limitaciones por circunstancias miles, ha explotado, al máximo, su orden y recursos. Eso, digo yo, será mérito del que entrena y de los que ejecutan esas órdenes, ¿no?

Aparcamos el Hyundai, lo dejamos listo para el viaje a la siempre amigable tierra de Jaén, imposible no recordar al inolvidable Quico Álvarez, aquella será otra historia pero el equipo la afronta desde la comodidad del vehículo y de los 35 puntos, aunque ya sabe que no puede relajarse un ápice.