Opinión

Pan, trabajo y libertad

Pan, trabajo y libertad

El 18% de la población española es andaluza, pero el 25% de los parados españoles son andaluces, hay un desequilibrio de siete puntos porcentuales en contra de los andaluces

Andalucía 38 años después del referéndum de autonomía del 28-F sigue situada en las peores posiciones de renta y desempleo de España. Hay pan, porque el hambre dejó de estar presente en los pueblos, y hay libertad, pero el trabajo ansiado, el masivo, el que iba a conseguir la vuelta de los emigrantes, no llegó.

Andalucía no ha logrado solventar el diferencial de paro que mantiene con el resto de España, del mismo modo que nuestro país tampoco acerca posiciones con la media europea. En estos momentos, la tasa de paro en la comunidad es del 24,4%, ocho puntos más que la media del país, que es del 16,5%. En enero de 2018 se eleva en la provincia de Cádiz al 30%, también en Algeciras es del 30%, exactamente del 29,53%.

El paro está cronificado en Andalucía y atrapa en sus fauces a un elevado número de algecireños, gaditanos y andaluces. La cronificación del paro en nuestra tierra ha encontrado un tramo de edad donde se ha hecho especialmente virulento, la mitad de los desempleados andaluces tienen más de 45 años. Aunque se suele poner la lupa en el paro juvenil, el de los mayores es un dato que nos debe preocupar especialmente por el riesgo de exclusión social.

El 18% de la población española es andaluza, pero el 25% de los parados españoles son andaluces, hay un desequilibrio de siete puntos porcentuales en contra de los andaluces. Y el problema no es de ahora sino que viene siendo así desde el inicio de la Transición. Las políticas de industrialización de los sucesivos gobiernos socialistas han resultado casi todas fallidas y las políticas públicas de creación de empleo para aumentar el grosor del tejido económico han resultado erróneas en la mayor parte de las ocasiones, pese a los ingentes fondos europeos gastados en promoción de empleo.

Por supuesto, no existe una maldición bíblica ni los andaluces somos genéticamente distintos que el resto de los españoles. Andalucía es igual que el resto de los territorios del Estado español, pero tenemos que ponernos a su ritmo, creérnoslo más y votar mejor. Los andaluces tenemos que reaccionar, pero no entiendo por qué no lo hacemos, para  “volver a ser lo que fuimos hombres de luz que a los hombres alma de hombres le dimos” como dice nuestro himno, que añade: ¡Andaluces, levantaos! ¡Pedid pan, trabajo y libertad! Sea por Andalucía España y la Humanidad. Qué así sea.