Opinión

Bullyng

Bullyng

Sea maldita la palabra, o más bien ojalá sea impronunciada. Igual que sea maldita la práctica. Igual que sean malditos aquellos que lo llevan a cabo

«BULLYING» Esa maldita palabra que no debería existir, porque tampoco debería existir esa práctica. Una palabra que hemos importado, como si nosotros no tuviésemos palabras para referirnos a esas cosas. Cuando yo era pequeño, de eso ya hace muchos años, hablábamos de abusones. Ahora hablamos de maltrato, discriminación, abuso, BULLYING... Hemos ido a más, no hemos sabido frenarlo a tiempo, no hemos sabido ponerle solución. Maldita sea.

Sea maldita la palabra, o más bien ojalá sea impronunciada. Igual que sea maldita la práctica. Igual que sean malditos aquellos que lo llevan a cabo. Malditos menores que deberían ocupar su tiempo en otras cosas, como en cultivarse, formarse y educarse. Porque esto es causa de una total falta de educación y no los culpo a ellos. O más bien los culpo a ellos y a sus educadores, o mejor dicho, sus «no educadores». Malditos sean ellos. Aunque sea al menos por un mínimo de conciencia: «no hagas a nadie aquello que no quieres que te hagan». Pero al final terminas haciendo aquello que ves. Se educa mejor con el ejemplo que con la palabra. Y en lo cotidiano los educadores no se cortan a la hora de injuriar al prójimo, a la hora de chulear a quien le da la gana, a la hora de alzar la voz, de ser descorteses, déspotas, soberbios. No se cortan a la hora de abusar si tienen ocasión. Y eso que ven los pequeños es lo que terminan imitando.

BULLYING. Maldita palabra, porque no es solo una palabra. Al pronunciarla se pronuncian nombres propios. Son los nombres de los que no son abusones, de los que están al otro lado, los que sufren los efectos de los que hacen que esa palabra exista y se pronuncie. Son los gorditos, los flacos, los que tienen granos, los gafotas, los que tienen un color de piel diferente, los que pronuncian diferente... Son Irene, Raquel, Sergio, Doménica, Antonio, David, Paula... Es cualquiera con una característica especial, que los ABUSONES se empeñan en destacar y ridiculizar convirtiéndola en complejo. COMPLEJO. Otra puta palabra que no debería existir. No deberíamos tener miedos, temores, demonios, infiernos. Pero como estos existen que al menos no los hagamos mayores.

Ayer salía en las noticias el caso de una niña de tan solo trece años que se ha suicidado por haber sufrido BULLYING. Un nombre propio, una persona que no volverá a tener otra oportunidad, para ella se ha terminado todo. ¿Cuánto sufrimiento tras todo esto? ¿Cuánto dolor ha tenido que soportar esta niña para llegar a ese extremo? Si el sufrimiento que conduce a eso en un adulto ya es insoportable ¿cuánto tiene que pesar en un ser frágil, una niña de solo trece años? 

Se ha abierto una investigación. Esta no solucionará nada. Porque ya sabemos el origen: la no educación, el mal ejemplo, la falta de respeto por el valor del prójimo. Y tenemos en nuestras manos también la solución: la educación, inculcar valores, mejorar el ejemplo, fortalecer a los débiles, cobijar a los frágiles, despreciar a los abusones, denunciar. La solución seguirá siendo amar.