Opinión

Provocación

Provocación

No se puede hablar de libertad de expresión cuando lo que prevalece es la libertad de solo unos cuantos

Soy de los que disfrutarían de una realidad en la que cada uno defendiese su postura de manera apasionada si hiciese falta, aunque la postura de cada uno distase mucho de la mía. Soy fan de aquellos entusiastas que hablan de sus ideales con fervor, pero por la contra soy intransigente con los que se muestran intolerantes y hacen de la suya la única verdad válida. Se habla de camino hacia el “cambio” y yo me esfuerzo en verlo. Sin embargo el único resultado en este ejercicio es el vislumbrar un creciente radicalismo. Desde siempre he sido educado en la idea de que los extremismos no son buenos y ahora solo veo, por parte de unos cuantos, la calle invadida por un fanatismo enfermizo.

No se puede hablar de libertad de expresión cuando lo que prevalece es la libertad de solo unos cuantos. No se puede hablar de libertad de expresión cuando se pone límite a los medios de comunicación, con el fin de que no se vea lo que hacen los alborotadores. Porque lo que está sucediendo a pie de calle, y estos días lo estamos viendo en Barcelona, es pura provocación. Es un desafío a la paz social y al bienestar común.

A diario somos invadidos por imágenes violentas en los informativos, quizás porque los violentos ya no tienen argumentos o quizás porque nunca los han tenido. Lo que está claro es que desde el momento en el que eligen la violencia como forma de expresión han perdido la razón. Porque sigo pensando que las agresiones y los excesos violentos  no son la mejor forma de hacerse escuchar.