Opinión

Vivimos ajenos

Vivimos ajenos

Me pregunto hasta cuándo vamos a seguir actuando de esta manera. Me inquieta la actitud que portamos ante todo lo que está sucediendo

Es viernes por la noche. Para ser más exactos el reloj marca las 22.13 horas. Es viernes y por cosas del caprichoso destino o de la estupidez humana, a este no le han puesto el sobrenombre de Black Friday (Viernes Negro), aunque bien podría serlo. Hacia las 17.55 horas ha ocurrido un acto deleznable y totalmente condenable. En Kabul y contra la Embajada española un hombre en el interior de un coche ha hecho estallar la carga explosiva que portaba. Como resultado inmediato dos policías muertos, uno de ellos español y al menos nueve personas heridas; a parte de las muertes de dos de los despreciables atacantes. El acto ha sido reivindicado por los talibanes.

Es viernes por la noche. Acabo de llegar a casa y meditando sobre lo que he observado en la calle, vivimos totalmente ajenos a la realidad de este mundo. En la calle se respiraba un aire que apestaba. Reinaba un cargado ambiente de fiesta desmesurada, un exagerado afán de celebración. En mi opinión la calle estaba gobernada por unas desproporcionadas ganas de festejar, un no sé qué. En los noticieros esta mañana decían que hoy era el día del año en el que más personas salían a comer o bien a cenar; sobre todo en comidas de empresa.

Podría suceder que esto fuese un acontecimiento aislado. Por una parte nos encontramos en unas fechas en las que todos nos vemos inundados de una falsa alegría y unos ficticios deseos de felicidad hacia los demás. Por otra parte en el mundo existe el terrorismo. Y se ha dado el caso de que se ha juntado lo uno y lo otro, coincidiendo en fecha y horario. ¿Deberíamos de dejar nuestros hábitos y costumbres condicionados por lo que los radicales nos intentan imponer, rompiendo con los cimientos sobre los que hemos erguido nuestra sociedad?

Pero cada vez más a menudo sucede lo mismo. Suceden acontecimientos que podrían cambiar el rumbo de la sociedad en la que vivimos. Somos testigos de actos que podrían desembocar en una oleada de actos de creciente gravedad, llegando a obtener un incalculable resultado de actos negativos. Y la respuesta de la sociedad sigue siendo la misma, seguimos actuando como si lo que sucede no fuese con nosotros. “-No, eso no va conmigo.”

Me pregunto hasta cuándo vamos a seguir actuando de esta manera. Me inquieta la actitud que portamos ante todo lo que está sucediendo. Vivimos ajenos a todo. Después, un día cualquiera nos encontramos hablando con un amigo en un bar. Sale el tema y uno dice que hay que tratar de hablar y negociar. El otro dice que hay que combatir y atacar a los rebeldes. Y yo me pregunto: ¿Se puede negociar con radicales terroristas? ¿La forma de detener el derramamiento de sangre es provocando más sangre en el territorio opuesto? Estoy convencido de que tiene que haber alguna otra salida. Pero hoy es viernes, pasan ya de las diez y media de la noche… y yo no tengo el día para dar con la solución.