Opinión

Lo mejor y lo peor de nosotros mismos

Lo mejor y lo peor de nosotros mismos
La economía ha de estar al servicio del ser humano y no al revés. En el ámbito económico, nos están bombardeando diariamente con los impactos bursátiles, de los mercados, de las agencias de calificación, de quienes inyectan dinero y de quien no, qué plazos son los que se darán y cuáles acortarán. Pero la realidad es que estamos siendo puestos a prueba para tomar decisiones.

Los mercados y otros resortes son meros instrumentos de la sociedad y su mal funcionamiento no nos puede llevar a la hecatombe.
No soy economista, pero tengo sentido común.

La economía responsable social es un elemento básico para superar esta crisis, y su humanización es absolutamente necesaria.
Soy político desde muy joven, mucho antes incluso que cuando en 1979 tuve la responsabilidad de ser Alcalde de Jimena. Pero las personas estamos por encima de la política, del afán de poder, por encima de la economía, o de los beneficios empresariales.

Mi origen humilde quizás me condicionó y vi en esta actividad una oportunidad de ayudar a los más necesitados. Mi 1er discurso al tomar posesión como Alcalde fue dirigido a ellos.

Las puertas del Ayuntamiento siempre estarán abiertas a vosotros.

Una clase política que no lo vea así, y ahora aún más tras esta crisis, está enferma de raíz, corrupta en los valores y atenta sólo a los compromisos o a las órdenes de quienes manejan el mundo desde sus despachos, controlan los mercados de valores y utilizan al planeta y a las personas como instrumentos para llegar a un fin inconfesable.