Opinión

Primarias

Primarias
Nunca fui fiel defensor de este sistema de elección. Dos razones especiales me han hecho siempre dudar de su bonanza. 

La primera porque abre, en muchos casos, brechas insalvables entre compañeros y la segunda, porque hay casos en los que los compañeros elegidos, se arrogan omnímodo poder y por ser elegido por el conjunto de la militancia, justifican su no respeto a las normas establecidas en los Estatutos. No oculto que esta cuestión merece un debate más profundo y que es desde luego mejor que la "dedocratitis".

Es público y notorio, porque así lo decidí, que nunca voté al compañero Pedro Sánchez. 

En la primera ocasión, mi voto fue para mi muy querido amigo Eduardo Madina, con quien fui ponente, él en el Congreso, yo en el Senado, entre otras, de la Ley de Cooperación Internacional, que algunos éxitos ha dado a nuestro país en el exterior.

Eduardo me demostró siempre sincero afecto y sobrada capacidad para haber sido un excelente secretario general del PSOE e igualmente un excelente presidente del Gobierno. La mayoría de mis compañeros no lo vieron igual que yo.

En la segunda ocasión mi voto fue para la presidenta andaluza Susana Díaz, a quien apoyé por mi afecto, amistad y admiración. Tampoco la mayoría lo vio igual que yo.

Pero algo dejo bien claro. Nadie me podrá reprochar el no haber sido leal a mi partido, el PSOE y apoyarlo, así como a su secretario general en todos los ámbitos posibles.