Opinión

El Centro Nacional de Inteligencia

El Centro Nacional de Inteligencia
No sé si lo que está pasando en nuestro país con el escándalo del espionaje del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), podría pasar en cualquier otro país europeo. Lo dudo mucho, pero puede ser.

Al final, si no paran, los ciudadanos vamos a saber de espionaje casi tanto como de la Covid o de estrategias militares de invasión de unos países a otros. Hay quienes no saben siquiera dónde está geográficamente Ucrania y hablan de los errores estratégicos de Putin y Zelensky.

 Nunca hemos sabido tanto de espionaje y de cómo funciona la seguridad del Estado. Hasta ya han empezado a salir en los medios (previo pago) viejos espías para contar con todo detalle cómo hacían su trabajo y hasta desvelando secretos que, aunque el espía esté ya jugando a la petanca, debería evitar contar cosas que nos puedan hacer daño como país porque nos deja con el culo al aire, o sea, con fama de vulnerables.

Pero si hasta EH Bildu está en la Comisión de Secretos de Estado, cómo le vamos a pedir a un antiguo espía que cuente sus batallitas en la radio o la tele para vender novelas. Podrían contar hasta lo de GAL.

Si viviera Berlanga podría rodar hoy la película de su vida, con Pedro Sánchez de protagonista como 007 y la Ministra de Defensa como chica Bond.

¡Madre del amor hermoso! El Centro Nacional de Inteligencia está por los suelos, con todas las ventanas abiertas, y no solo no ha dimitido nadie sino que ni siquiera habrá una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados.

Evidentemente, que el Estado investigue a unos golpistas que, indultados, siguen amenazando con romper España por la vía de la sedición, el espionaje está más que justificado. Pero que el Gobierno lo reconozca y diga cómo se hizo, con pelos y señales, es de una gravedad tremenda, que pone en entredicho la seguridad del país.

No solo el Gobierno, sino los grandes medios de comunicación que se disputan entre ellos el derecho a cruzar líneas rojas que nunca se deberían de cruzar. Solo falta en este circo un serial sobre el asunto en Telecinco, para ser la burla europea. Que Dios nos coja confesados en la cumbre de la OTAN.