Opinión

El domingo, a votar

El domingo, a votar

Las campañas electorales siguen por completo la senda de las recetas del mercado: el tema consiste en que alguien quiere vender un producto y lo hace recurriendo a distintas estrategias. Esto es algo que suena bastante razonable.

De hecho, la mayoría tenemos experiencia en volver a casa con un algo que no nos hace ninguna falta. Pero nos entró por los ojos. O por los oídos. Si lo miramos desde el punto de vista de quien compra, lo más razonable es que nos informemos bien antes.

Pero, lamentablemente, la información que nos suministra quien vende no suele ser particularmente fiable. Quien quiere llevarse a casa lo que necesita, y solo lo que necesita, acaparará datos de diversas fuentes para obtener una opinión bien informada. Sin embargo, la posición de quien compra está en desventaja frente a quien vende porque este último dispone de un colosal aparato de de medios de comunicación y propaganda mediática. La estrategia de ventas será apabullarlo con mensajes, que casi nunca hacen al caso, hasta conseguir el agotamiento de quien compra.

Todo esto que les he contado se magnifica en una campaña electoral, pues lo que está en juego es mucho más importante que la venta de una simple batidora. Quien gobierne durante cuatro años tendrá a su alcance una amplia magnitud de recursos e influirá decisivamente en la vida de las personas. Podríamos decir que la del próximo 28 de mayo es la 'compra' más importante que vamos a hacer en mucho tiempo.

Pese a ello, tal vez sea esta una de las decisiones más irreflexivas que tomamos, pues, en caso contrario, no se explica que sigan a la 'venta' tantos productos electorales cuya eficacia no es que no haya sido demostrada, sino que existen pruebas abrumadoras de que son el timo de la estampita.

Y, aún así, las encuestas les auguran el éxito. De esto se concluye que en Algeciras tenemos unos excelentes vendedores de crecepelo.