Opinión

El goteo

El goteo

Durante el mes de abril han muerto en España una media de cien personas diarias por la pandemia. En total son más de tres mil personas las que han fallecido por el Covid, miles de familias que han tenido que enterrar a sus seres queridos, hurgar en sus recuerdos, recoger sus ropas, abrir testamentos, buscar la última foto, cargar un féretro, cerrar una lápida.

Vidas que se perdieron porque alguien tiene que morir para que el resto se lo pase pipa. Porque como sociedad hemos aceptado ya que este número de muertes es aceptable.

A lo largo de la historia, la humanidad se ha acostumbrado a llevar pesadas armaduras, apretados corsés, tacones de diez centímetros, o trajes que impiden subir el brazo por encima de la cabeza. Pero hoy una mascarilla nos resulta tremendamente incómoda, casi insoportable, aunque nos sirva como una gran barrera contra la pandemia.

Porque sí, aunque la clase política le haya dado el finiquito a la pandemia, la Organización Mundial de la Salud nos sigue diciendo que no hemos superado el virus.

Precisamente, esta misma semana la OMS ha vuelto a insistir sobre el tema y la vigilancia del mismo. Cada vez se hacen menos test lo que nos deja (según la OMS) ciegos ante la evolución de la pandemia. Pero oye, que no importa, que viva la vida, que lo que nos importa es la supuesta vieja normalidad. Ya ni siquiera hablamos de la “nueva normalidad” porque se ha  optado por la vieja, la de siempre, la de sálvese quien pueda.

Pero lo paradójico de todo es que no hay un solo frente y el goteo de la inmoralidad se ha extendido de forma sigilosa por todas las áreas.

Y así tampoco nos hemos preocupados de que se privaticen servicios públicos esenciales, o que se extienda la temporalidad en la Administración, o que se reduzca el personal hasta lo mínimo, o que no se le meta mano a la dependencia, o que el ingreso mínimo vital no llegue, o que la pobreza sea la norma. Solo hace falta unir la línea de puntos, pero dada la escasa atención que se ha prestado a la educación, ni de eso parece que somos capaces.