Opinión

Extrema gravedad

Extrema gravedad
En un dos de mayo, festividad en Madrid y en varias comunidades, entre ellas la nuestra, y casi sin aviso previo, el Gobierno convoca esa misma mañana una rueda de prensa sin especificar, siquiera, el motivo. La ministra portavoz y el ministro de Presidencia rompieron lo que iba a ser una tranquila mañana de fiesta.

Sonaba a una cuestión mayor: ¿Algún Ministro que dimitía o era destituido?,¿Un adelanto electoral?, ¿O nos íbamos a enterar de qué pasaba con el programa Pegasus y los independentistas catalanes?.

Al final, ni lo uno ni lo otro pero sí con Pegasus de por medio: hace un año fueron pirateados los teléfonos del Presidente y de la Ministra de Defensa. La gravedad de tema es incuestionable pero las explicaciones ofrecidas son tan pocas que, al final, son más las dudas que las certezas, empezando por el mismo hecho de que hasta ayer, no está claro que otros ministros hayan sido espiados. Creo que más de uno de ellos se habrán librado más que nada porque su contribución a resolver los problemas del país es todavía un misterio ( yo conozco, por lo menos , a tres de ellos).

La lista de afectados por violaciones de sus conversaciones por el sistema Pegasus es ya demasiado larga. Casos parecidos se han denunciado en otros países y lo preocupante del caso es que España compró esa herramienta, de manera que cabe preguntarse si se trata de un ataque orquestado desde fuera, o si por el contrario, se trata de un desmadre y un descontrol de su uso por el Centro Nacional de Inteligencia, Pero tanto si es una cosa como la otra, la situación es, desde luego, para preocuparse.

Pero eso no quita también para preguntarse por el momento que han utilizado para hacer este anuncio. Ya es una coincidencia que el informe oficial que apunta a la existencia del pirateo tenga lugar en plena polémica por las escuchas a los independentistas, como también se puede cuestionar el que no se ofrezcan detalles sobre este hecho hasta que no se reúna la Comisión Parlamentaria de Secretos Oficiales y, sin embargo, se airee a los cuatro vientos lo sucedido con los teléfonos del Presidente y la Ministra de Defensa. Ella misma decía que no podía decir nada porque iba contra la Ley.

Y otra duda que me surge: ¿Estaba al tanto la Ministra de lo que le había pasado a su teléfono cuando la pasada semana plantó cara a los nacionalistas catalanes y llegó a decir abiertamente que todo quedaría en nada cuando se supiera la verdad?.

En definitiva, si antes de la rueda de prensa la situación era grave, después de la misma es mucho peor.