Las listas electorales las carga el diablo
Del huracán de noticias cutres, casposas, delictivas y todas deleznables que vamos conociendo cada día de la trama del caso Mediador se pueden sacar múltiples conclusiones. Entre las que se refieren a cuestiones exclusivamente políticas hay una lección que sería ideal –pero no es real ni posible– que hayan aprendido las distintas fuerzas políticas de este país.
Consiste en asumir que las listas electorales las carga el diablo. Pergeñar las mismas con el único criterio de contentar a las distintas 'familias' que configuran el ecosistema interno de la fuerza política en cuestión conlleva, en muchos casos, abrir las puertas de par en par a los mastuerzos.
'Venden' lo contrario, pero lo cierto es que no se tienen en cuenta criterios como la formación, la ética y la moralidad en el trabajo realizado con anterioridad –en muchos casos este hecho es inexistente porque nunca han trabajado ni en lo público ni en el sector privado–, o un mínimo conocimiento sobre el funcionamiento de la Administración y lo que conlleva la gestión del dinero público.
La política de las castas internas y la de contentar a las viejas y nuevas 'glorias' que mueven los hilos del partido genera un terreno abonado para que emerjan tipos como el 'Tito Berni' o su sobrinito, entre otros.
En la lectura de las listas electorales nos solemos quedar siempre en los que las encabezan. Pero los 'monstruos' suelen ir un poquito más atrás o bastante más atrás. Agazapados y listos para, si no entran en el grupo de gobierno al que aspira su lista, 'la familia' que les apoye les busque echadero en otra administración. Lo que se transforma en un billete para vivir la vida loca... así que ¡ojo! con las listas que las carga el diablo y a la hora de la verdad el cabecera de lista se encuentra preso de esos mastuerzos cuya única función es la asistir a todos los eventos posibles …y de gañote.