Opinión

Morir por Covid

Morir por Covid

Da la sensación de que nuestros gobernantes han dado por finalizada la pandemia. Los muertos y hospitalizados serán, a partir de ahora, daños colaterales porque eso de la gripalización del Covid  me suena a “muerte necesaria”, a mártires por el progreso.

La máxima expresión de la razón es la ciencia. Desgraciadamente no es la ciencia quien manda sino los negocios porque la ciencia manda sólo cuando los negocios la utilizan para engordar sus alcancías. Nos dicen que no hay que perderle el respeto al virus, hay que seguir adelante, los dineros públicos se acaban , los dineros privados engordan, los pobres son cada vez más pobres, los jóvenes vuelven a pagar el mayor precio de la crisis junto con los autónomos entre los que hay muchos jóvenes.

Les quieren dar limosnas para que alquilen pisos, aquí vamos a terminar viviendo de limosnas.

Los políticos se han cansado de vender tragedia y pesimismo con el coronavirus y han dicho que desde ahora vamos a vivir con la muerte y el hospital. Los negocios no pueden ralentizarse más y menos, detenerse.

¿Hay alguien que nos pueda garantizar que no va a venir una variante más agresiva y mortal desde un virus que se las sabe todas?. ¿Las vacunas actuales van a prevenir siempre  contra las mutaciones?, ¿Cuántos pinchazos más hay que meterse en el cuerpo?

También la gente, en general hace tiempo que se cansó, que nos cansamos del coronavirus, de no poder respirar a gusto ni de abrazar a gusto. Pero los tanatorios están llenos de personas , abrazándose, con escasa ventilación, dando pésames a sabiendas de que hay peligro de ser protagonista en uno de esos tanatorios. Y los bares y otros recintos.

Libertad para consolar, aunque sea un poco, a quien ha perdido a alguien por la causa que sea porque las otras enfermedades, además del coronavirus , siguen existiendo. Libertad para morir o enfermar como si fuéramos daños colaterales necesarios.

Estamos ante un enemigo invisible, escurridizo, experto en guerra de guerrillas. Lo estamos minando pero no venciendo. Y parece que ante este panorama no podemos esperar más, pues nada, que vivan los fuertes y mueran los débiles. La vida debe seguir avanzando a pesar de que no sepamos siquiera hacia donde vamos.