Opinión

Los árboles impiden ver el bosque

Los árboles impiden ver el bosque
Quienes viven cerca relacionarán con agilidad el titulo con los recientes acontecimientos que han soliviantado a la opinión pública al conocerse que el Ayuntamiento de Algeciras procede a cerrar temporalmente el bicentenario Parque María Cristina con el objeto de someterlo a una renovación del arbolado y otras actuaciones.

Puede parecer un hecho aislado y muy local, pero un análisis del desarrollo de las actuaciones, tanto por parte del representante del municipio como de la ciudadanía en general y de organizaciones que la animaron en la protesta, permitirían llegar a conclusiones de carácter más general. Incluso podrían servir para enfocar otras decisiones políticas por tomar, aquí y más allá .  El asunto se desarrolla de la siguiente manera: 

El 28 de noviembre de 2021 se le expone al primer edil el proyecto de reforma y modernización del parque. El 11 de agosto de 2022 el alcalde visita el Parque María Cristina, para conocer in situ aspectos del proyecto de rehabilitación integral y modernización.  Daría comienzo en septiembre, con el visto bueno tanto del Consejo de Gestión de la Gerencia de Urbanismo, así como el preceptivo de la Junta de Andalucía, al “tratarse de un espacio incluido en el catálogo general de Bienes de Interés Cultural”, informando el Concejal responsable de que “este proyecto va en línea con los objetivos de la Agenda Urbana 20/30 para hacer de Algeciras una ciudad más amable, sostenible y resiliente”, así como de que “en los próximos días se facilitará toda la información a los colectivos algecireños dedicados a la defensa del patrimonio”.

El 14 de septiembre de 2022 el ayuntamiento presenta a los medios de comunicación el proyecto de regeneración del mencionado parque, que llevará cabo la empresa Urbaser, concesionaria del servicio de parques y jardines municipales, que en palabras del concejal responsable se hará cargo del costo cercano al millón de euros. Por lo que “no supondrá gasto alguno a los algecireños”

En palabras del Sr Alcalde “no solo por el tipo de vegetación, que también, ya que además se incluye en su diseño la instalación de fuentes ornamentales, con lo que añadimos el sonido del agua dentro del recinto”, así como mejoras en acerado y cerramientos con las calles colindantes. Conviene tener en consideración el cambio de conceptos: desde el de reforma y modernización, pasando por rehabilitación integral y modernización   hasta llegar al último, regeneración. ¿Pudiera tener algún sentido?

Cierto y verdad es dos días antes, se anuncia que el día 24 de septiembre se invita a la ciudadanía a concentrarse en la puerta principal del Parque para mostrar su rechazo a lo que se califica de “arboricidio”.  El ayuntamiento envía un comunicado el día anterior a medios en el que se manifiesta que “estas obras van a suponer la creación de una mayor masa arbórea y floral, además la vegetación del parque podrá gozar de un mantenimiento más efectivo gracias a un nuevo sistema de riego”. Y con respecto a la tala de determinadas especies del parque se justificó como: de “estrictamente necesaria por motivos de seguridad” y avalada por “un informe emitido por el técnico competente”.

Aunque algo más adelante comenta que “los informes técnicos emitidos, ponen de manifiesto que existen determinadas especies que presentan patologías y oquedades que no garantizan la seguridad de los usuarios, por lo que se hace necesaria su retirada.” Cabe preguntarse ¿uno o varios?  Corre como la pólvora por internet el anuncio de la concentración y, ese día 24, se dan cita a las 12 horas unos cientos de personas ante la puerta del Parque, que empapelan con carteles alusivos a la controvertida tala de árboles.

Se producen conatos de corte de la vía pública que son atemperados por personas pertenecientes a organizaciones ecologías, mientras que los asistentes corean slogans como “el parque no se toca” o “cortar un árbol es una canallada”. Ya en la concentración del dia 24 se habla de una próxima reunión donde el Ayuntamiento explicará los pormenores de la regeneración a los movimientos vecinales. Es evidente que la información que corre de wasap a wasap es fraccionaria. Es evidente que entre la ciudadanía asistente se encuentran grupos de oposición al actual partido en el gobierno. Una organización ecologías protagoniza con el slogan “arboricida” y se reparte un comunicado de una organización sindical.

Pero las personas que se dan cita, de toda edad, sexo y condición, dan fe de dos aspectos importantes: A) Las gentes han respondido porque los árboles están conectados profundamente con sus sentimientos más íntimos.  B) Tienen la convicción de que deberían haber sido informadas y consultadas. Después de esta concentración, en las redes, se van divulgando al menos dos videos de distinta naturaleza: Uno, en el que el Sr alcalde muestra las oquedades en algunos árboles de gran porte y justifica así su tala y que serán sustituidos por otros. Otro, en el que se hace una semblanza de la vegetación del Parque y se denuncia el ya expuesto “arboricidio”.

Analizando lo sucedido una conclusión, que puede transferirse a muchas otras situaciones, es que el Ayuntamiento no ha valorado suficientemente las consecuencias de una decisión de este calibre. Es cierto que ha promovido actos para informar sobre una prevista “?” del Parque.  Podría haber bastado la actividad informativa del Ayuntamiento, pero lo cierto y verdad es que no ha sido suficiente ya que aún es polémico el tema. En esta, como en otras ocasiones “los árboles impidieron ver los bosques”. Este ejemplo pone en evidencia la distancia entre lo que deciden los representantes políticos y lo que la ciudadanía desea.

Y este divorcio es fruto de un sistema de comunicación que unas veces es inoperante, porque quienes gobiernan subestiman la capacidad de compresión de la ciudadanía, a la que consideran sólo digna de votar cada 4 años; y otras los canales de comunicación están saturados de ruido, ruido que provocan las fuerzas políticas que se oponen su acción de gobierno. Al final cabe aplicar una, quizás la principal regla de la comunicación: Cuando el receptor del mensaje no lo entiende la responsabilidad siempre es del emisor.