Cultura

Ángel Gómez contagia el miedo infantil a todos los publicos

Ángel Gómez contagia el miedo infantil a todos los publicos

El Hombre del Saco es una película de terror. La trama, el ambiente, el ritmo, un sonido espectacular... todo contribuye a que el espectador esté en muchas ocasiones con el alma en vilo. Un terror muy trabajado en una película que, sin embargo, es mucho más que eso. Porque este segundo largometraje de Ángel Gómez Hernández (Algeciras, 1988), es también una película de aventuras, al más puro estilo de los recordados títulos de los ochenta; pero es también una película de fantasía, donde también evoca esas películas de la infancia en las que no hay límites para la imaginación; pero es también una película con toques de humor...

El resultado es un compendio que lleva al espectador a navegar por una historia que lo atrapa desde el minuto 1. Se remonta Ángel Gómez a Gádor, en Almería, en 1910, cuando se produce uno de los infanticidios que más sacudió la historia de la crónica negra española. La historia de un anciano que atrapó a un niño con un saco y lo mató, y que terminó detenido y ejecutado en el garrote vil. Una historia real de la que, además, nacería un mito, el del Hombre del Saco, con el que los padres españoles han atemorizado durante décadas a sus hijos.

Gómez Hernández coge este mito español (ha expresado en varias ocasiones su estupor porque nunca antes se hubiera llevado a la pantalla) y lo convierte en una historia fascinante, que conecta con un grupo de adolescentes que se enfrenta en los tiempos actuales en el mismo Gádor a una oleada de desapariciones, que comienzan a conectar con una leyenda en la que los adultos no creen.

A partir de aquí, se articula una trama trepidante, que el director algecireño logra resolver con una vuelta de tuerca acerca del sentido culpabilizador con el que los padres emplearon el recurso al temido monstruo.

Se deja influir el director algecireño por buena parte de esa época cinematográfica de los ochenta que impregnó la infancia de tantos españoles, con guiños evidentes a Spielberg o Alien, y con influencias cercanas de esa tendencia actual por revivir los ochenta en títulos como Stranger Things, y que también ha influido poderosamente en El Universo de Oliver, el primer largometraje del también algecireño Alexis Morante.

En la película no falta la presencia local, y es que Ángel Gómez recurre para uno de los papeles más trascedentes de la película al camaleónico Manolo Solo (Algeciras, 1964), además de algunos actores algecireños en papeles secundarios, como el que desempeña su padre, Ángel Gómez Rivero, al frente de la Guardia Civil.

También hay que destacar el papel que juega el concept art, en el que, al igual que hiciera con Voces, su ópera prima, Gómez Hernández recurre a la creatividad del genial Ismael Pinteño (Algeciras, 1981).

Una bandera local que el cineasta no esconde y que sacó a relucir anoche en los cines Odeón de Palmones, donde decidió acudir para la presentación de la película, en lugar de hacerlo en Madrid, donde también se estrenaba ayer. El motivo, sin duda, estar con los suyos y reivindicar el talento, el arte y la calidad que tiene esta tierra. Su público se lo devolvió con un lleno absoluto y una ovación cerrada, a la que siguió una charla coloquio con el director y con uno de los jóvenes actores, Guillermo Novillo.

El objetivo siempre certero de Tomoyuki Hotta estuvo allí para inmortalizarlo.