Los vínculos de la ciudad de Algeciras con la guitarra son consabidos y archiglosados. El constante romance de la ciudad con las seis cuerdas se traduce en innumerables eventos, citas culturales y guiños que conducen siempre la mirada a la patria de Paco. No deja de ser romántico y coincidente que un viejo músico de la guitarra clásica sudamericana haya elegido la ciudad de la bella bahía para fijar su residencia.

Efraín Silva, 70 años de música reposada y conocimiento, se sienta sobre una silla de madera para sacar todos los posos de una música ancestral, bella, sencilla y honda. La música sudamericana que brota desde sus huesudos dedos con la hermosura de esos sones andinos que tanto nos evocan a la música española.

El suceso tuvo lugar en la noche de este jueves en Casa Leonora, un restaurante de la calle Juan Morrison que dedica su rinconcito al arte, a la música, a la cultura, a la belleza. Allí destiló este guitarrista venezolano las esencias de una música, la suya, que bebe del joropo, del vals y del callao.

Un auténtico lujo que encandiló al puñado de presentes, mecidos en el alma por los dardos dulces de los arpegios, escalas y trémolos que traían hasta la noche algecireña la pureza más condensada de la música sudamericana.

Efraín Silva, considerado el "Padre de la Guitarra Clásica del Estado Aragua" y uno de los máximos exponentes de la tradición guitarrista venezolana, es concertista, compositor y profesor. Un artista que pasea su música y su magisterio por las calles de Algeciras.

La próxima vez, no lo duden, no se lo pierdan.

El objetivo siempre certero de Tomoyuki Hotta estuvo allí para inmortalizarlo.