Jesús Candel, Spiriman, saluda a las miles de personas en la Plaza Alta
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Muere Jesús Candel 'Spiriman', el médico que recetó lucha en la calle para curar a la sanidad

Muere Jesús Candel 'Spiriman', el médico que recetó lucha en la calle para curar a la sanidad
Jesús Candel convirtió en 2016 su bata de médico en capa de líder y, armado con el "yeah" de su alter ego Spiriman, despertó a una sociedad con desapego a las movilizaciones para frenar la fusión hospitalaria de Granada y contagió su lucha por medio país durante años de pleitos y aplausos que ahora acaban.
Ha sido médico de familia durante dos décadas mal contadas, marido, padre, líder, ideólogo de un par de fundaciones y un "influencer" con un perfil en redes en continuo crecimiento antes de que existieran los "influencer".

Candel, casado y padre de cuatro hijos, ha fallecido a los 46 años por el cáncer de pulmón que le diagnosticaron en 2020 y que cambió la historia de Spiriman, que sigue activo en redes y es tendencia nacional desde la confirmación de su muerte.

Ese cáncer le costó también hace ahora dos años que la red social Twitter, en la que alcanzó los 120.000 seguidores, suspendiera su cuenta por un mensaje en el que aseguró que "el que se quiere curar de cáncer se cura y el que no, se muere".

"Hay gente que no se vende y es una obligación ética y moral que salgamos a la calle a exigir". Así arengaba a sus vecinos también un mes de octubre, hace ahora seis años y horas antes de liderar una manifestación en Granada tan masiva como inesperada.

Aquel médico de familia especializado en urgencias, ese joven de pelo rizado, boina y un "yeah" como grito de guerra, logró movilizar a miles de personas que le seguían desde todo el país.

En su estreno al frente de una pancarta dejó tan pequeña Granada que la gente solo supo comparar la primera manifestación contra una derogada fusión hospitalaria con las protestas tras el asesinato del fiscal jefe de Andalucía, Luis Portero.

Spiriman creció en redes hasta superar los dos millones de seguidores en Facebook a golpe de vídeos, de tuit y de textos rudos y a veces aliñados con demasiados insultos, su particular medicina para curar a una sanidad que veía enferma.

El tono personal de su discurso y las querellas contra los dirigentes de la Junta cerraron la puerta a aquella estudiada fusión hospitalaria y abrieron las de los juzgados.

Se convirtió en azote de una Junta gobernada por el PSOE y pleiteó con la que era su presidenta, Susana Díaz, a la que acusó de una retahíla de delitos como hizo con otros altos cargos de la sanidad andaluza.

Tomó como victoria varios cambios de consejero y de gerentes sanitarios, buenas "faenas" por las que hasta salió a hombros de un policía o por las que reunía a decenas de simpatizantes que lo esperaban en la puerta de los juzgados en los que defendía que no insultaba, que describía.

Esa forma tan suya de enfrentarse a los políticos le costó una condena por injurias contra el que era fiscal jefe de Granada y, hace unos meses, una sentencia del Tribunal Supremo que le impuso el pago de 5.000 euros para indemnizar a Díaz y 6.000 euros más en concepto de multa.

Su lucha por una sanidad de calidad saltó a las calles de Jaén, Algeciras, Huelva o Sevilla, se extendió por otros puntos del país y movilizó a adeptos que hoy colocan su rostro en perfiles personales para que la muerte no acabe con su legado.

Amigos, sanitarios, familiares o el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, han mostrado el pesar por su muerte mientras el entorno estudia huyendo de la prisa cómo homenajear a Spiriman, pero sobre todo a Jesús.

Su última aventura se llama UAPO y superó en tres semanas los 11.800 colaboradores que, con una donación de un euro, cimentaron su proyecto de construir un centro desde el que prestar a pacientes oncológicos un tratamiento integral que sume a la visión médica una adaptación del ejercicio físico, nutrición o fisioterapia.

"Peleemos en la calle por lo que creemos que es mejor", dijo en 2016 en una entrevista a EFE. Y ahora la calle sigue sus luchas. YEAH! 

Muere Jesús Candel 'Spiriman', el médico que recetó lucha en la calle para curar a la sanidad