No tenemos remedio

No tenemos remedio
Hemos estado pendientes de la elección o no de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos 2020. Ya desde una semana antes, las críticas en los medios escritos, en las tertulias de radio y televisión eran una constante típica de este país que gusta de criticar en bares y en tertulias. Este país en el que somos especialistas en no apoyar nunca lo nuestro y sacar lo peor de lo que tenemos. Al igual que en el futbol en el que somos cuarenta millones de entrenadores, también en cualquier tema, y, en especial, en este, todos nos hemos lucido. Al darse a conocer que era Tokyo la ganadora, las críticas han llegado a su máximo nivel. Cuarenta millones de tertulianos se han lanzado a criticar, a vejar, a quienes nos han representado. Y digo que nos han representado porque, de alguna manera, había muchas ciudades implicadas en este tema. Nosotros los andaluces, concretamente, teníamos a Málaga y Córdoba como subsedes. Y muchísimos los miles de puestos de trabajo que producirían este evento. Pero nada, que si la crisis, que si la corrupción, que si el dopaje. Incluso, he leído que el tema Gibraltar ha sido uno de los temas por los que Gran Bretaña ha hecho lo posible porque Madrid no ganase. Y, como siempre, nos hemos quedado a gusto, cuando lo que nos jugábamos era mucho porque, en estos momentos, nos hacía muchísima falta ese punto de ilusión de cara al futuro. Pero no, hemos sido implacables hasta la extenuación cuando cualquier país por estos u otros problemas y no pasa nada. Estambul es una maravilla en seguridad. Se ve a diario en las televisiones, con atentados y  grandes revueltas. Y no digamos en cuanto al dopaje en el que están metidos hasta las cejas. Aquí de corrupción, ni hablamos. Todo esto hasta el punto de que la Unión Europea no se atreve a darle el visto bueno para su solicitud de entrada desde hace muchos años. Tokyo, Japón. Allí tuvo que dimitir hasta el Primer Ministro por corrupción. No tiene a ningún deportista de élite y sólo una semana antes se ha conocido una importantísima fuga radiactiva procedente de la Central Nuclear afectada por el terremoto que está contaminando sus aguas en unas proporciones realmente alarmantes. Pues bien, este hecho se ha acallado los últimos días para que no afectara. Y de hecho ha sido así, han ganado. Pues nada, felicidades a los japoneses. Y cuando llegue el año 2020, todos los españolitos que vayan con sus máscaras anticontaminación, irán encantados con ese maravilloso país.

No tenemos remedio