Discurso de Malú
Discurso de Malú

"Siempre que puedo, traigo a mi hija al lugar en el que su madre fue y sigue siendo feliz"

"Siempre que puedo, traigo a mi hija al lugar en el que su madre fue y sigue siendo feliz"
En su discurso de investidura como embajadora de Algeciras, la cantante Malú hizo un emotivo repaso por los momentos más vivos de su infancia: sus primeros pasos, sus primeros besos, sus primeras canciones... Y el recuerdo, vivo en su memoria, de una ciudad a la que lleva por bandera... ahora más que nunca.

Malú comenzaba su intervención en el Salón de Plenos recordando su infancia: "Era una niña que, la primera vez que vino a Algeciras, todavía tenía el cordón umbilical. Una niña que aquí dijo sus primeras palabras. Aquí tuvo sus primeros amigos. Aquí se dio el primer beso. Y aquí, de mano de su tía Lourdes, aprendió a andar".

"Mi madre me levantaba muy temprano para ir al mercado. Recuerdo muchas mañanas en las que el Peñón estaba totalmente cubierto por la niebla, algo que te podía advertir de que ese día iba a hacer malo, pero siempre estaba ella para recordarme que, mañanita de niebla, tardecita de paseo. Y así era. Nunca se equivocaba. De hecho, pocas veces lo hace".

"Nos íbamos al mercado, desayunábamos nuestro pan con manteca colorá y nos paseábamos por los puestos para hacer la compra. El día que se paraba en el puesto de los avíos del puchero, mi hermana y yo contábamos con que ese día la digestión iba a ser larga y que, probablemente, pasaríamos mucho rato en la playa sentadas, mirando el reloj, esperando el momento de meter un pie en el agua".

Momentos de su infancia en la que la vida de la célebre artista seguía paralela a la de todos los algecireños. Con recuerdos tan repetidos en la memoria colectiva de la ciudad como los del alquitrán en los pies después de un día de playa: "Éramos libres. No había miedo a nada. Era nuestra casa. Nuestra plazoleta. Nuestra familia. La casa de tita Lourdes siempre estaba abierta por si querías un vaso de agua o un remedio infalible para que se nos quitara el alquitrán de los pies. Al otro lado, Dolores siempre estaba dispuesta a darte gloria bendita de comer".

Y, como no, la presencia infinita de la música en su casa familiar: "También es imposible resumir el arte que se respiraba. Los aperitivos en el patio de mi tío Ramón. Cuando te querías dar cuenta, alguien había sacado una guitarra y mi bellísima tía María ya empezaba a entonar su Agua de coco. Que, por supuesto, la Ricarda no podía quedarse atrás, y seguía cantando como la Hiedra al Sauce. Y de ahí ya no nos sacaba nadie, ni a nosotros ni a nadie que viniera de la playa a participar. Esas noches improvisadas con la manguera en el patio de mi tío Antonio. Y ese bidón que llenaban de agua para que los primos nos pudiéramos bañar juntos".

Tradiciones vividas en su recuerdo tan presentes en la ciudad como la festividad de La Palma en El Rinconcillo: "El Día de la Virgen de la Palma, nuestras madres se pasaban toda la noche velándola en la plazoleta. En aquel entonces, la dejaban allí. Ese día era maravilloso. Nos encantaba porque nos podíamos recoger tardísimo. El Día de la Virgen del Carmen, que ya podías meterte donde te metieras que estaba todo el mundo deseando que te vistieras para tirarte al mar. Las chuches en el puesto. Los cubos que tiraba la abuelita para que dejáramos de comer pipas en su puerta".

Sus comienzos en la música

También en aquellos veranos de Algeciras, recuerda Malú como fue sembrándose la semilla de su personalidad musical: "Aquí, por teléfono, hace 26 años, en el patio de la casa de mis padres, ese patio que tantos artistas vio pasar, di el tono de Aprendiz, mi primera canción y con la que empezaría mi carrera".

La cantante prosiguió con el mensaje emotivo que suele dedicar a Algeciras en cada una de sus visitas: "Este es mi refugio. El lugar al que siempre quiero volver. Dice Sabina en una canción que al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver. Y es muy cierto. Es muy fácil idealizar los lugares en los que has sido feliz y al volver llevarte un gran chasco. Pero aquí no. Aquí no pasa. Aquí sigo siendo feliz. Aquí sigo cargando pilas. Aquí descansa mi familia. Aquí, en la iglesia del Corpus Cristi, me bautizaron. Aquí están mis raíces. Y aquí, siempre que puedo, traigo a mi hija, al lugar donde su madre fue y sigue siendo feliz. Y la que, para mí, sigue siendo la mejor playa del mundo: mi playa de El Rinconcillo. Mi Algeciras mare".

"Siempre que puedo, traigo a mi hija al lugar en el que su madre fue y sigue siendo feliz"