Una de las visitas de la asociación a Ucrania
Una de las visitas de la asociación a Ucrania

Niños de Ucrania, a la espera de los permisos estatales para sacar a sus niños de la guerra

Niños de Ucrania, a la espera de los permisos estatales para sacar a sus niños de la guerra
La inesperada agresión bélica que Rusia emprendió esta madrugada sobre el territorio ucraniano ha dejado sobrecogido a todo el mundo occidental. Pero las sensaciones son aún más duras en el seno de la asociación Niños de Ucrania, un colectivo nacido en el Campo de Gibraltar, que en las últimas horas sigue aterrado las noticias a la espera de poder sacar a sus niños de las zarpas de la guerra.

La noticia de la invasión sobrecogió de madrugada a Lola Perea, presidenta de la asociación: "A las cinco de la mañana tuve la primera llamada, porque allí tenemos monitoras de mucha confianza que nos ponen al tanto de todo. Al otro lado del teléfono se escuchaban los bombazos. La monitora me dijo que había sido una invasión, pero no de aviones, sino con drones. Iban a sitios estratégicos, donde hay telefonía, aeropuertos, munición. Ella no tenía mucho miedo, pero a medida que fue avanzando el día se vio la importancia que tenía".

La asociación Niños de Ucrania tiene a 51 menores repartidos por toda la geografía ucraniana, menores que familias españolas, sobre todo del Campo de Gibraltar, reciben todos los años para ofrecerles unas mayores perspectivas de futuro. Ahora, con el estallido atroz de la guerra, el objetivo del colectivo es poder traerlos con la mayor celeridad posible: "Todas las familias de acogida tienen una gran preocupación. Estoy en comunicación con la cónsul de Ucrania aquí en Málaga y esta tarde les he dicho que nuestros niños tienen el pasaporte en regla y que el Gobierno de Ucrania les diera permiso de evacuación, con el que podrían venir en un autobús, por la frontera de Polonia", afirma Lola Perea.

"Ucrania en un país soberano. No te puedes traer 51 niños de aquella manera", explica la presidenta del colectivo, que asegura que las familias de acogida están "todos preparados. Y si alguna familia no puede acoger a los niños porque sus circunstancias hayan cambiado, se hará lo que haga falta para juntarlos".

Dos décadas de ayuda humanitaria

La iniciativa de Niños de Ucrania nació en 2003. Una matrimonio del Campo de Gibraltar que había acudido a un orfanato de Ucrania para una adopción internacional fue a recoger a su niño. "Al darle un beso, todos los niños del patio se volvieron locos, porque querían venir a España". A su regreso, el matrimonio ya traía el germen de una idea que fructificó en el nacimiento de una ONG para acogimientos temporales de niños ucranianos.

Durante este tiempo, la ayuda se fue haciendo cada vez más necesaria, en un conflicto que viene de largo y que se fue recrudeciendo con los años. "Es una guerra que no ha terminado", explica Lola Perea, que detalla cómo lograron la creación de un orfanato en Lugansk, uno de los dos puntos más calientes del conflicto desatado en los últimos días.

"Allí teníamos nosotros un orfanato grande, y con el dinero de los socios fuimos poniendo las ventanas, para que no entrar el frío, porque se congelaban, y poniéndole termos eléctricos. Ya que lo teníamos estupendo, en 2015, un bombardeo lo destruyó. Ese bombardeo cogió a los niños aquí, con nosotros. Esa guerra la sufrí yo en mis carnes", explica la presidenta.

Los voluntarios de la asociación, con mucho esfuerzo, realizaron entonces gestiones con el Gobierno de Ucrania, que se negó a devolverlos a esa zona, por el peligro que entrañaba, y los trasladó a la provincia de Odesa. Actualmente, la asociación ha logrado situar a los menores en tres orfanatos distribuidos por el país.

Muchos de los niños acogidos por Niños de Ucrania son huérfanos. Otros viven sólo con un padre o un abuelo, o proceden de familias desestructuradas por la guerra, la pobreza o el vodka. Ahora, el estallido de la guerra les ha hecho refugiarse en las casas. "Si antes pasaban hambre, ahora no sabemos ni cómo estarán. En el orfanato, por lo menos, sabíamos algo", explica Lola.

"Tenemos el corazón partido"

Especialmente duro está siendo para las familias de acogida. La retransmisión en directo de la brutal invasión a las poblaciones de Ucrania por las tropas rusas les mantiene pegados al teléfono.

En la provincia de Chernigov, una de las zonas por las que hoy avanzaban las tropas rusas, vive Sofía, una niña de 9 años acogida desde hace tres por una familia de Algeciras. Cristóbal, el padre de acogida, vive estremecido las últimas horas: "Estamos con mucha incertidumbre, muy emocionados y con las manos atadas, porque no podemos hacer nada. Nos gustaría, pero sólo podemos mantener la comunicación por teléfono".

"Esta mañana hemos estado hablando con ella por teléfono y nos contaba que se habían venido del orfanato y que estaban en casa, que su padre había ido en búsqueda de agua y comida. Que los rusos venían, que tenían miedo", explica.

"Nos encantaría traernos incluso a la familia", afirma Cristóbal, que explica que "los niños son muy vulnerables. A ella le encanta España, cuenta los días para volverse. Y cada vez que hablamos, pregunta que cuándo podrá venir a España. Ahora, las circunstancias que está viviendo, son aún más duras. Tenemos el corazón partido".

La mayoría de las familias de acogida de la asociación están en el Campo de Gibraltar. Un total de 51 niños, que tienen también pendientes de un hilo a sus familias españolas, repartidas en otros puntos de Andalucía, Madrid y Galicia.

Lola Perea asegura que el objetivo es claro, sacar a los niños de la guerra. "Si conseguimos la autorización, lo realizaremos. En la vida, hay que ser valiente,. Pero cuando las cosas vienen mal, hay que echarle más ganas todavía".

Niños de Ucrania, a la espera de los permisos estatales para sacar a sus niños de la guerra