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Antonio y Nono Reyes ponen el broche de oro al IV Congreso Flamenco Antonio El Chaqueta

Antonio y Nono Reyes ponen el broche de oro al IV Congreso Flamenco Antonio El Chaqueta
El cantaor chiclanero Antonio Reyes puso este sábado el broche de oro al IV Congreso Flamenco Antonio El Chaqueta, que ha situado a La Línea en los últimos tres días en el centro de la agenda flamenca. Conferencias, mesas redondas y actuaciones demuestran la consolidación de un evento que ya es una referencia en el panorama flamenco nacional.

Dedicada al papel de los medios de comunicación en el flamenco, la cuarta edición del congreso ha traído a La Línea en los últimos días a comunicadores de la talla de Manuel Martín Martín, Manuel Curao o José María Castaño. 

Con el precedente de la actuación de la sanroqueña Paqui Lara, la jornada del sábado prosiguió con las comunicaciones realizadas sobre los artistas linenses La Paca y Chato Méndez, para después pasar a una mesa redonda en la que distintos periodistas del Campo de Gibraltar analizaron el papel que juegan los medios de comunicación en el flamenco.

Finalmente, tras la degustación de un potaje y con el protocolario acto de clausura realizado por el alcalde, Juan Franco, llegó el turno del arte con una rúbrica de altura.

Antonio Reyes, con una estampa henchida de flamencura, tomó el escenario de la Peña Flamenca Cultural Linense. Escoltado al toque por su hijo, Nono Reyes, Antonio se presentó ante el público de La Línea de pie, apoyado en la silla con la mano, con efigie de viejo maestro. A la dulzura de los arpegios le siguió un arranque por zambra, en el que evocó a Manolo Caracol, uno de los sellos inconfundibles que influyeron desde joven en su cante.

Sintiéndose cómodo a medida que avanzaba, Antonio Reyes ya tomó asiento para templarse en una soléa mecida, en la que se rebuscó mucho más en el compás de lo que venía siendo habitual en sus actuaciones. Sobrio y sereno por Alcalá y Utrera, el chiclanero fue rezumando ese caramelo mecido que deja su eco inconfundible en cada tercio.

El primer pase lo terminó por tangos, buscando el efectismo indiscutible de su melisma en los sonidos canasteros y extremeños, en los que llegó a recordar el Rosa María de Camarón.

Más metido en faena, en el segundo pase comenzó con unas alegrías gaditanísimas, marca de la casa, que preludiaron un cante por siguiriyas en el que se arremangó, doliéndose en los tercios y matizando los ecos. Aquí se apreció con más intensidad aún el brillo que Nono Reyes fue dejando en toda la actuación, demostrando la cadencia exacta de un toque sin alardes, dando la medida justa a cada tercio, buscando la respuesta precisa a cada lance del cante y exudando un aire gitanísimo en unas falsetas que sabían a palo cortado. Un tocaor jovencísimo que reivindica con voz propia un sitio personal en la escudería del cante.

Tras un fin de fiesta por bulerías, Antonio Reyes devolvió el cariño del público con una tanda de fandangos en los que se gustó especialmente, evocando a Rancapino y a Manolo Caracol con una exquisitez y una dulzura con la que supo rubricar un éxito rotundo en las tablas de la peña linense.

Los chiclaneros no se quisieron despedir de La Línea sin subir al escenario a Morenito de Íllora, padre e hijo, que se encontraban entre el público, que pusieron la guinda en un cierre por bulerías.

Antonio y Nono Reyes ponen el broche de oro al IV Congreso Flamenco Antonio El Chaqueta