Al dolor, cuando venga

Al dolor, cuando venga

Ni soy ya tan mayor, ni soy ya tan, tan joven, 
ni el fuelle de quien gana, ni la hiel de quien pierde, 
ni vendo el corazón, ni dejo que lo roben, 
no soy príncipe azul, ni llego a viejo verde. 

Ni guardo en un cajón las llaves del castillo, 
ni tengo ya energía para huerta y comuna, 
la navaja de Ockham me cabe en el bolsillo
y siempre doy la espalda si me piden la luna. 

Aunque el fuego de antaño sigue ardiendo en la pira
hay canas que atestiguan un resquicio de hielo, 
así que acepto el karma como un ciego que mira, 
sin ver, sino por dentro, la promesa del cielo. 

Ahora que el silencio horada los cimientos
con esa parsimonia de un anciano sin toses, 
esquivo el epicentro de los tantos por ciento
y en la misma acrobacia el tufo de los dioses. 

Hoy me entrego a la tierra como dono a la ciencia
mis órganos cansados cuando no me sostengan, 
y adecento la alcoba preparando a conciencia
su sitio a los recuerdos y al dolor, cuando venga.

Ese Mundini

Al dolor, cuando venga