Desde que Cervantes construyera su obra cumbre sobre la base de dos personajes, Quijote y Sancho, los binomios narrativos han sido fuente de inspiración para innumerables historias. Tantas como testimonios posibles de vivencias, muchas de ellas perdidas. Algunas selladas en la memoria popular, como aquella de El Chato y la Bella, que tan hondo calaron en el sentir identitario de los algecireños.

No es de extrañar que este japonés de Nagoya, pero con más de tres décadas viviendo y sintiendo Algeciras, haya elegido para su exposición el título 'El Chato y la Bella. Hay un amigo especial en mí'.

Hotta se ha caracterizado en su carrera artística de los últimos veinte años precisamente por inmortalizar a personalidades y personajes de la ciudad. Su teleobjetivo ha ido inmortalizando el alma y la vivencia de todo tipo de personas, desde conocidos políticos o artistas locales hasta personas anónimas, cuya popularidad se arraiga en las vivencias de barrio.

A través de su serie de trabajos 'Especiales', Tomoyuki ha ido exponiendo el retrato emocional de Algeciras, siguiendo el rastro de sus protagonistas más singulares, y construyendo el relato coral de una ciudad marcada por un sinfín de singularidades.

Ahora, este camino de retratar la individualidad algecireña le ha llevado a surcar el camino de las parejas más llamativas y dispares de la ciudad, una idea que ya empezó a tomar forma en su última exposición, en la que ya aparecían algunas parejas.

Detrás de cada pareja, el espectador podrá vislumbrar una historia, que no se cuenta, pero que se intuye detrás de la composición de la foto. Una pincelada visual a la que ayudan los textos magistralmente guionizados por el escritor Miguel Vega.

Sorpresas a pares, que el espectador podrá desgranar en la exposición, que se inaugurará el próximo 7 de octubre a las 20.00 horas en la sala de exposiciones de Cajasur, en la calle Alfonso XI.