El flamenco llora la pérdida del linense Antonio El Rubio, decano del cante gitano
El Rubio nació en La Línea de la Concepción en 1928. El ambiente flamenco que en aquella época fluía por la ciudad y por la comarca del Campo de Gibraltar influyó notablemente en un joven que ya empezó a formar su propia personalidad cantaora. De entre sus influencias, otro gran fandanguero, Antonio El de la Calzá, cuyo fandango es el manantial del que terminaría surgiendo su creación inmortal.
Muy joven, Antonio se traslada a Madrid, donde se afinca, y donde permanece alejado de los ambientes artísticos. Se dedica a vender objetos en el Rastro y a una vida doméstica, donde su conexión con el flamenco se produce más en el contexto de reuniones familiares.
Es aquí donde un jovencísimo Camarón de la Isla quedaría impresionado por el sonido de su fandango, hasta el punto de que lo incluye entre los temas de su primer disco con Paco de Lucía en 1969.
Antonio El Rubio haría algunas incursiones discográficas, en las que dejó plasmado el eco de su personalidad cantaora con una voz joven que ofrecía muchas más posibilidades a los requiebros sonoros y a la agónica cadencia de cada compás de su cante. Además de fandangos, interpretó soleá, siguiriyas y tangos.
En los últimos años de su vida, retirado en Málaga, El Rubio se convierte en icono de una época y en un maestro para las nuevas generaciones. Sería uno de los artistas de la actual hornada, Israel Fernández, el que le convenciera para grabar un disco ya en la recta final de su vida, con 91 años. En aquel 'Sigo siendo', en el que dejaba su rúbrica final para la afición, intervienen artistas de la talla del propio Israel Fernández, Vicente Amigo, Pepe Habichuela, Parrita, Guadiana, Duquende, Manuel Parrilla, Diego Amador o Diego del Morao.
Con El Rubio se va un patriarca del cante gitano y uno de los grandes exponentes de toda una generación del cante, que tuvo su germen en el ambiente flamenco del Campo de Gibraltar.