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Juanito Makande

Juanito Makande: arte y humildad en La Línea

Juanito Makande: arte y humildad en La Línea
LA LÍNEA. –A las ocho de la tarde del domingo, La Línea de la Concepción era azotada por un fuerte viento de levante, hacía fresco y algunos echaron mano de una sudadera. El concierto era en un chiringuito y mientras los asistentes se pedían la cerveza que incluía la entrada, las gaviotas sobrevolaban nuestras cabezas con vistas al peñón de Gibraltar. Unas doscientas personas se citaron para ver a Juanito Makandé, el chiringuito se hacía pequeño y entre que la multitud buscaba  las mejores vistas, la banda ya se había colocado en el escenario entre aplausos y silbidos. Al comienzo, parte del público apenas prestaba atención a lo que ocurría en la tarima, no fue hasta que Juanito, con un poco de guasa, le pidió a Antonio (el encargado de sonido), que subiese el volumen de los altavoces, problema resuelto. Abrió el concierto con Autogestión, canción de su primer disco en solitario ‘Sueña’, le siguió un recital de los temas de ‘Las canciones que escribí mientras volaba’: Arañando el aire, Yo tengo la llave, Calores, Soy, Churrete y Ringo, además recordó a Migue Benítez, cantante y líder de los Delinqüentes con Soy de los verdes. DSCN8651   A mitad del concierto Makandé animó a que alguien subiese a cantar al escenario, a lo que subieron a un niño pequeño, que con cara de enfado se sentó en el cajón pero se negó a cantar, lo que provocó las risas de todos los asistentes. Pero esto lo arreglaría Teresa, una joven cantante de flamenco de La Línea que interpretó el estribillo de Rosa María, canción del maestro Camarón. La noche caía mientras la actuación se consumía, aunque no pudo faltar que cantase Niña voladora, single que cantaron todas las chicas, de memoria. También hubo hueco para su versión de Te echo de menos, de Kiko Veneno, Que me lo quieren quitar, y acabó su paseo por La Línea Por bulerías de Jerez, aunque no se fue hasta haberse hecho fotos con todos los fans, un gesto  de humildad que fue la guinda a la noche en las que las gaviotas sobrevolaban sus canciones con brisa de levante.

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