Que sea la belleza

Que sea la belleza

Dijo Eduardo: "Que sea la Belleza"
y del último azul de sus pinceles
brotó un mar de sirenas incrueles,
bocas de pez, ombligos de cereza.

Los ángeles perdieron la cabeza
y desnudos de Dios y de oropeles
partieron hacia Albanta en sus bajeles
para abjurar del don de la pureza.

Brotó entonces la luz de los estigmas;
despojado de todos los enigmas,
se alzó, glorioso, el cuerpo del delito.

Y libres ya de todas sus prisiones
bailaron melancólicos pezones
sobre el telar febril del infinito.

 

Luis María Pérez Martín

Que sea la belleza