(1-0) El Algeciras certifica su descenso en Mestalla
25/05/2014 | 22:32
VALENCIA (Eduardo Solis). - El drama, como se esperaba, se consumó en un majestuoso estadio como Mestalla. En ese escenario el Algeciras descendió pero realmente lo había hecho antes. Las paradojas de esta entidad Centenaria han propiciado, en otra página para la historia aunque sea negativa, que sólo estando quince minutos en puestos de promoción, ni pisó los de descenso durante toda la temporada, la próxima milite en Tercera División.
Ni un año ha tardado el conjunto rojiblanco en volver al pozo. Sanlúcar, tan responsable del éxito como del fracaso de la segunda vuelta, apeló al drama, a la muerte, al coraje, al escudo, pero no a Javi Fernández. Lo de Valencia fue un quiero y no puedo que acabó, como no podía ser de otra manera, en lágrimas de incredulidad e impotencia. Los mismos héroes de la Copa del Rey, los mismos jugadores que hicieron soñar a la parroquia y el mismo entrenador, son los que ahora lloran, como los algeciristas de pro que siempre están, un descenso increíble y que da para muchos análisis. La realidad es que el año próximo habrá que pagar la ley concursal, 70.000 euros, y al mismo tiempo volver a ilusionar a una afición que se ha llevado un palo, y mira que tiene tablas en ese sector, de lo que hacen mucho pero que mucho daño.
El partido comenzó sin excesivo ritmo algo que interesaba al equipo de Curro Torres ya que manejaba la ventaja lograda la pasada semana. El conjunto valenciano estaba cómodo ante un Algeciras que presionaba arriba pero sin perder la cabeza. Poco a poco los jóvenes valencianos, apoyados por los suyos, aprovechaban su calidad y cuando pasaban el medio campo la sensación de peligro, cierto que poco, era evidente. Hiroshi, en el 15, obligó a Romero a una buena parada. El duelo era un quiero y no puedo de los de negro, los visitantes, y dejar pasar el tiempo de los ché que sabían la importancia de no encajar para evitar que el rival se metiese en la eliminatoria. Pudo hacerlo en el 22 cuando una buena jugada de Alfaro casi acaba con un gol en propia meta de Tendillo. Fue lo más peligroso, en la primera media hora, de los hombres de Sanlúcar.
Poco fútbol, muchos nervios y el tiempo que, cada vez, corría más en contra de los intereses algeciristas. Un equipo que, era lógico, dejaban más espacio a sus espaldas y las bandas eran siempre un incordio con Cano, muy veloz, y Rober al mando de las operaciones. Le iba bien el marcador y el juego a los de casa que dejaban pasar el tiempo para llegar al descanso sin más problemas e incluso Chumbi asustó con un buen disparo casi sobre la bocina.