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Jugadores del Algeciras CF celebran el gol de la victoria ante el Cadiz

En la Barra: Un lunes muy feliz

En la Barra: Un lunes muy feliz

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Nuestra barra, que es la suya, espera la llegada de su redactor, Alberto Espinosa, que sigue recuperándose. A buen seguro que tanto él como el resto de algeciristas disfrutan todavía, saboreando un Estrella Galicia, del día después de esa victoria ante el Cádiz. Una jornada para recordar y que, además, ha permitido que los eternos rivales del Campo de Gibraltar, Algeciras y Balona, se ayuden mutuamente, ironías del deporte rey.

Por la mañana los de Escobar hacían los deberes y ganaban al Almería B. No sólo igualaban a puntos con los amarillos sino que además beneficiaban a los del Mirador ya que hundían, un poco más, a un rival director por la permanencia. La Balona se juega los cuartos con el Cádiz y el Cacereño. Parece que las tres plazas restantes, aunque Agné insiste en que el cuadro de Carranza puede ser campeón, están casi adjudicadas si bien aún resta mucho.

Por la tarde llegó la locura. Con menos ambiente del esperado, quizás los precios, la crisis y que el Cádiz, con su prepotencia ya no engaña a nadie, la realidad es que lo vivido en el Mirador se recordará. Y ojo, no sólo por la victoria y la forma. Hay algo más tangible y es que la tropa rojiblanca suma ya 31 puntos. Es decir la permanencia está cada vez más cerca y ahora afrontan dos salidas, Guadalajara y Écija, con relativa calma, aunque el equipo siempre quiere más. De paso, seguimos con las ironías, la victoria beneficiaba a los de La Línea.

Y es que el Mirador, que sigue celebrando cosas tras tantas penurias, asistió a la victoria que muchos no habían visto y que otros anhelaban. El presuntuoso cuadro amarillo, el favorito, el del millón y medio de euros de presupuesto, el de los sueños de grandeza y el que apenas, con honradas excepciones que además sufren en la sala de prensa las malas respuestas de su entrenador, tiene críticas, quería tomar, una vez más, el territorio enemigo.

Ni mil cadistas, ni nada por el estilo, pese a los autocares gratuitos, se dejaron ver por el Mirador. Cada vez son menos, aunque lo siguen vendiendo como pocos. Aquí son los que son, se piden más, se enganchan algunos, pero van con la verdad. Como ese equipo que ha edificado Sanlúcar junto a la directiva. No es el mejor, ni de lejos, no es el que más cobra, más lejos aún, pero tiene una fe, un compromiso y unas ganas de crecer que le permiten subir montañas que parecen inalcanzables.

La Estrella Galicia de hoy sabe mejor, puesto que como suele ocurrir también es así al contrario y se sufre, el paso de las horas hace que se saboreé con más intensidad, se recuerde ese momento final con Javi Fernández, el valiente que le dijo a Andújar que él lo tiraba, corriendo hacia los once metros y la locura que se apoderó del estadio. Esas malas artes de jugadores vestidos de amarillo que, por si no lo saben, están en Segunda B como los que visten la sagrada túnica rojiblanca aunque cobren más, cuando lo hacen, pero que salieron con las orejas gachas.  Señorío siempre, categoría también, pero por mucho que le duela a gente como González Cabaña, que se dejó ver por la zona de palco, y a otros cadistas que ayudan de muchas formas, no es delito querer que pierda el Cádiz. Aunque no lo comprendan, siempre con respeto, no pasa nada. Ni son los más guapos, ni los más listos, ni lo más de lo más, son un equipo de Segunda B que ha permitido al algecirismo vivir un lunes inmensamente feliz. Ahora, y no olviden que aquí el carnaval gusta y se trabaja, es decir una cosa no tiene nada que ver con la otra.  La prepotencia, cada vez engañan menos y hasta subirán a Segunda A, se paga. Brinden con la Estrella Galicia y gracias por el seguimiento y los mensajes de ánimo para nuestro particular cojo.

En la Barra: Un lunes muy feliz