ALGECIRAS. - Arrancamos nuestro Hyundai, en cualquiera de sus confortables y sólidos modelos, para el penúltimo paseo del año por la ciudad. Lo hacemos tras un empate, el tercero consecutivo, de nuestro equipo. En esta ocasión en la pequeña localidad cordobesa de Espiel, la Tercera pura y dura, que deja a los de Guti segundos, aunque con un partido menos. Al lío.

En Espiel, con todos los respetos y aplausos para ese equipo, muchos comprobaron, si es que no lo habían hecho ya, que los días de gloria reciente pasaron. El Algeciras bajó al fango en un campo pésimo, un césped artificial de esos en los que el balón bota como en el cemento antiguo, y un equipo humilde pero correoso. Ahí comparecieron los nuestros, con muchas bajas pero tirando de fondo de armario, y cuando parecía que lo complicado estaba hecho, vaya golazo de Tano, le pegaron un revolcón en apenas 30 minutos. ¿Relajación?, ¿falta de intensidad?, ¿confianza?. Preguntas que se hacía el algecirismo ante el 2-1 del descanso y que, siendo justos, pudo ser peor.

Para servidor, modestamente, fue que el rival, sin nombre ni historia, demostró que hoy en el fútbol hay mucho trabajo por parte de cualquier equipo y con el factor campo a su favor, los del Valle del Guadiato superaron a los nuestros, que cierto es tampoco estuvieron finos, y sólo queda aplaudirles. Afortunadamente, la reacción llegó rápidamente y aunque sin brillantez, el control y la sensación de poder ganar fue luego de los vestidos de azul.

En la semana de los nueve puntos el Algeciras sólo logró dos puntos, si bien es cierto que no disputó todos los partidos posibles. Acumula tres igualadas consecutivas, lo que convierte en relevante el ganar el último duelo del año ante el Castilleja, pero es evidente que el único borrón, de ese tramo, es el del Recre B. Visto lo acontecido después, y es que el fútbol siempre sorprende, aún se hace más dañino recordar aquel empate, entonces sí, fruto de la relajación.

Las igualadas ante el Arcos, enorme, y la sumada en tierras cordobesas, justa, son poco criticables. En cualquier caso, el grupo ha demostrado que es fiable, siempre que no se confíe. Como venimos repitiendo en este rincón, gracias por el seguimiento y el acompañamiento en el Hyundai cada semana, los que habitan el vestuario de La Menacha están comprometidos, tiran de humildad y han demostrado, con algunas excepciones, que saben de sobra lo que está en juego. Es por ello que merecen crédito, se lo han ganado, pero al mismo tiempo deben saber que no les sobra nada. Es decir, o están a tope siempre o cualquiera le pinta la cara.

Aún con esos momentos de desatención, relax o como quieran llamarle, la realidad es que tras 18 jornadas, no han salido nunca de las cuatro primeras posiciones, que durante buena parte del campeonato han estado líderes y además queda una bala en la recámara.

Por tanto, la ilusión, poco a poco, se recupera y la palabra ascenso, aunque sin mucha euforia, cada vez aparece más en el entorno rojiblanco. Para eso aún queda un buen trecho, pero está claro que el equipo lo va a pelear.

Sólo queda, por tanto, aparcar nuestro Hyundai, a las puertas del santuario, para que el próximo domingo se pueda despedir un año 2016 en el que, como suele ocurrir en los últimos años, se han vivido momentos de gran alegría, de enorme tristeza y ahora, gracias a un grupo fiable, se vuelve a pensar en positivo.