ALGECIRAS. - El traumático descenso del Algeciras, sumado luego a las incoherencias de la RFEF, hacen que el partido del viernes (20:00 horas) en el San Rafael de Los Barrio sea el único que mida a los eternos rivales de la comarca del Campo de Gibraltar en la presente temporada futbolística. Algeciras y Balona se ven las caras y eso siempre es un aliciente aunque, como ocurre con el Trofeo de la Mancomunidad de Municipios, no existan puntos en juego y estemos en pleno mes de agosto. Los de Mere, que buscan la puesta a punto y el perdón de los suyos, tienen mucho que ganar. Se miden a un rival de superior categoría, pueden ilusionar a los remisos y además saben, aunque no lo confiesen, que un triunfo ante el eterno rival serviría de impulso para la dura, larga y tortuosa campaña que espera en Segunda B. Para los de Escobar, como ocurrió el pasado año en la primera edición del trofeo disputada en San Roque pero en el bando rojiblanco, el partido no hace gracia. Llega tras un meritorio empate ante el Cádiz, en el Municipal y con la vitola de favorito que tiene poco que ganar y algo que perder, aunque no sean puntos nunca gusta, a los aficionados, perder ante el rival por excelencia y menos si está en Tercera. El Algeciras, el pasado año, evitó el choque con los balonos que, además, defienden el trofeo que lograron brillantemente en el Manolo Mesa. Ahora, el bombo ha querido que la semifinal mida a los dos históricos, con respeto a Unión y San Roque que se miden hoy. Se espera un buen ambiente, no suele faltar en los duelos entre algecirsitas y linenses, para alegría además del anfitrión. Mere y Escobar seguirán con sus pruebas, no queda otra más aún cuando los objetivos son distintos, pero en su interior saben que una derrota, sobre todo en caso de que sea del rival de superior categoría, no sería una más en el verano. Es un Algeciras-Balona, amistoso, pero menos.