La historia tercamente nos demuestra
que no existen lecciones de la historia,
que el hombre es de la orilla más siniestra
y es larga, su hendidura en la memoria.

La historia no hace caso a la maestra, 
que arroja alguna luz contradictoria,
y acaba por sacar a la palestra
esta querencia agraz hacia la noria.

La historia es consecuente con su estilo,
y sabe, sin dudar, perder el hilo
por mucho que se empeñe en dar lecciones

Nosotros, qué tristeza de aprendices,
echamos sal en esas cicatrices. 
Nos tocará estudiar en vacaciones.

El poeta enmascarado