Hay días que ni pienso y que ni existo
y todo se derrumba alrededor
y Ábalos, que ha roto con su amor,
acude a refugiarse al grupo mixto.

Al paria le han montado un pollo, un cristo,
por culpa de un difícil asesor.
Así le llegue el último estertor,
se queda en un escaño, terco y listo.

Don Pedro no lo quiere ya en Moncloa
y no lo invitará a la barbacoa
que quiere organizar con los colegas.

Y él dice que han perdido la ocasión,
que un mixto es lo mejor para el carbón
y el SOE solo sabe poner pegas.

El poeta enmascarado