El espíritu de don Carnal volvió a recorrer las calles del centro urbano de la localidad, antes de la llegada de Doña Cuaresma, y cientos de vecinos se disfrazaron para disfrutar de una gran velada, siguiendo una ya muy vieja tradición que durante los dos últimos se vio interrumpida como consecuencia de la covid-19, pero que ha sido retomada, aun con más ganas, si cabe, que en ediciones anteriores, aunque con prudencia, teniendo en cuenta que la sombra de la pandemia todavía acecha.

Ayer el fue el turno de los adultos, hoy les toca a los más pequeños, que también tienen su propio desfile, desde el Paseo de la Constitución hasta el polideportivo San Rafael, y su propio concurso infantil de disfraces.