La primera de las intervenciones tuvo lugar el sábado 23 de septiembre, cuando agentes de Aduanas gibraltareños, con la colaboración de una empresa local de buceo, localizaron once paquetes de grandes dimensiones adheridos a un buque carguero.

En concreto, la droga fue hallada en un compartimento a estribor del casco del granelero “Unity N”, con bandera de las Islas Marshall.

Dentro de los once paquetes hallados había una gran cantidad de placas de cocaína, con un peso total de 458 kilos.

En otra intervención, en este caso efectuada el lunes 25 de septiembre, los funcionarios de Aduanas de Gibraltar desplegaron un dron para inspeccionar el casco de otro granelero, el “Alice Oldendroff”, de bandera portuguesa, al tener información sobre una posible carga de droga en el mismo.

Durante la inspección detectaron un “dispositivo parásito” adherido a su costado de babor, por lo que procedieron a su inspección, de nuevo con la colaboración de una empresa local de buceo.

Fue necesaria una “compleja operación” para la extracción del “dispositivo parásito”, que permitió intervenir los 41 bloques que portaba y que contenían cocaína, con un peso total de 50 kilos.

Tras interrogar a todos los miembros de las tripulaciones de ambos barcos, los agentes determinaron que no había indicios que hicieran sospechar de que estuviesen involucradas en las actividades ilícitas ni de que la droga tuviese como destino Gibraltar.

Ambos buques han sido liberados mientras se mantiene abierta la investigación, en cooperación con otras entidades internacionales.

En total han sido intervenidos 508 kilos de cocaína en ambas operaciones, con un valor estimado en el mercado negro de 30 millones de libras (unos 34,7 millones de euros).