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Ruiz Miguel a hombros de Padilla Y galvan. Foto: J.L. Adrada

Se despide Ruiz Miguel en una tarde emotiva y llena de sentimiento

Se despide Ruiz Miguel en una tarde emotiva y llena de sentimiento
SAN FERNANDO. - Si algo importaba poco esta tarde en San Fernando, relativamente poco porque a todos nos hubiera gustado un triunfo aún mayor, eran precisamente los toros y las faenas realizadas por el maestro, porque el público fue a la plaza a despedir a quien lleva dedicada toda su vida al toreo con verdad, entrega y una pasión desmedida, Francisco Ruiz Miguel. La corrida, fuera de lo que muchos se podían esperar, fue seria, muy bien presentada, con caras serias y astifinas enseñando las puntas muchos de ellos, lástima que carecieron de lo más importante, bravura. Tanto los propios vecinos de San Fernando como muchos desplazados desde Algeciras, no quisieron perderse éste acontecimiento. Con un primer toro rajado, manso y sin una arrancada que no fuese dirección a su querencia, y un segundo, con la misma condición de rajado, igual que toda la corrida, brusco, reservón y saliendo a su aire en cada muletazo, sólo pudimos ver destellos de Ruiz Miguel, que vio premiada su actuación con una oreja en cada toro. Los brindis eran obligados, en el primero a sus compañeros de cartel, Padilla y Galván, y que Padilla obligó a que también se lo brindara al público, y el cuarto a su mujer, en una estampa preciosa. A la muerte del cuarto, finalizada ya su intervención en el festejo llegó el momento tras una clamorosa vuelta al ruedo, lenta, templada, saboreando cada aplauso, mirando con la vista perdida a los tendidos sabiendo que sería la última; con matadores y cuadrillas en el ruedo, su hijo Francisco “cortó la coleta” a su padre en un momento cargado de lágrimas y emoción, ¡¿qué no habrá pasado en esos segundos por la mente de Ruiz Miguel?! Animado por sus compañeros, y ya más que visiblemente emocionado, dio, ahora sí, la última vuelta al ruedo… en total, y no exagero porque lo medí, más de cinco minutos de ovación constante. Palmas sentidas que reconocían toda una trayectoria llena de sacrificio, esfuerzo, sinsabores y, como no, triunfos, grandes triunfos. Padilla y David Galván, quienes brindaron el primer toro de sus respectivos lotes al maestro, lo dieron todo. Padilla tiró con la muleta del segundo de la tarde, otro rajado que buscaba descaradamente tablas y en una lucha constante se fajó con él. Su segundo, el quinto de lidia ordinaria, engañó a gran parte del público que pedía el indulto, cuando realmente el mérito fue de Padilla que cuando no quitaba la muleta de la cara del toro hacía eternos los muletazos, pero en cuanto tenía opción, el toro hacía lo que el resto, buscar la querencia de tablas; eso sí, tuvo mejor son que sus hermanos y Padilla supo darle fiesta, perdió posiblemente un rabo por no andar fino con la espada. David Galván, torero de la tierra aunque afincado en Los Barrios, dio otra lección de actitud, de lo que se debe hacer cuando el toro no se presta al toreo en redondo o no da facilidades, y triunfó una vez más. Tiene claro cual es su camino y a dónde quiere llegar, y de seguir así, llegará. También metidos en tablas sus toros, algo menos el sexto, que le permitió firmar algunas series por ambos pitones antes de aquerenciarse, se metió entre los pitones en los dos toros, atornilló zapatillas en el ruedo y exprimió sus embestidas a base de exponer con un valor natural  digno de elogio. DSC_0221 Tanto Juan José Padilla como David Galván rehusaron ser izados a hombros con tal de ser ellos mismos quienes sacasen a hombros a Ruiz Miguel y lo llevasen como les cuento hasta el Hotel seguidos desde el propio ruedo de más de un centenar de aficionados que guiados por su sentir, decidieron sumarse a esta marea que, como si de una procesión se tratase, finalizó como les decía, en el propio Hotel con gritos de torero torero durante todo el recorrido. Apasionante tarde llena de todos los valores que tenemos en el toreo. Hoy una cosa queda patente una vez más, el toreo es sentimiento, tanto por el sentimiento del torero que le lleva a expresarse ante el toro de una u otra forma, como por el público, que se hace partícipe de ese sentimiento y además expresa el suyo propio como ha ocurrido hoy, agradeciendo y reconociendo con eternas ovaciones la trayectoria de un grande del toreo, que hoy colgaba el traje de luces a los 66 años de edad y una hoja de servicios inigualable.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de San Fernando. 18 de Julio de 2015. Tres cuartos de entrada. Toros de José Luis Pereda y La Dehesilla. Serios y bien presentados. Francisco Ruiz Miguel (malva y oro) oreja y oreja. Juan José Padilla (gris plomo y oro) dos orejas y oreja. David Galván (sangre de toro y oro) dos orejas y dos orejas y rabo. Buenas actuaciones en banderillas de Victor Nieto, Álvaro Núñez y Rafael Limón. Francisco Ruiz Miguel se cortó la coleta.

Se despide Ruiz Miguel en una tarde emotiva y llena de sentimiento