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Fuerte peetición en el sexto de la tarde. Foto: JL Adrada

Ponce y Manzanares inauguran con Puerta Grande la temporada veraniega de El Puerto

Ponce y Manzanares inauguran con Puerta Grande la temporada veraniega de El Puerto
EL PUERTO DE SANTA MARIA. - Ambientazo en esta primera corrida veraniega en El Puerto de Santa María donde se rozó el lleno en un coso con un aforo que sobrepasa las 12000 localidades. Un festejo al que servidor acudió como un espectador más, abonando su entrada, pero que camino a casa, como es costumbre y por aportar a la tauromaquia, ya iba redactando estas líneas para contar lo vivido. Hasta el tercer toro, la frustración en los tendidos era palpable, no exentos los espectadores de ánimos y de apoyar con sus palmas a los diestros con la voluntad de no salir del coso sin ver algo grande. Digo esto porque, aún mostrando ganas e intenciones los tres toreros, los tres primeros toros apenas permitieron un ápice de éxito. Toros parados casi de salida, de embestida sosa y en ocasiones con tendencia clara a tablas, escasitos de raza no sé si fruto del  calor o porque realmente venían así de fábrica. Sólo destacaron declaración de intenciones de Ponce, gran recibo por verónicas de Morante y el acople sin calado de Manzanares. Que Enrique Ponce sea una más que consagrada figura del toreo no es casualidad, y menos tras 25 años considerado como tal. Exprimió al cuarto de la tarde, con cabeza, sin enroscárselo desde el principio en la cintura, para ir poco a poco metiéndolo, confiándolo hasta sacar muletazos casi circulares en una faena completa donde no faltó la poncina y remató con un soberbio estoconazo que puso en sus manos las dos primeras orejas de la tarde de un toro cuya faena había brindado previamente a Paco Ojeda, que se encontraba en el callejón. Magisterio y temple con una importante dosis de ganas de triunfar, los ingredientes más destacados de Ponce. Morante, que se fue de vacío, en el quinto nos regaló otro excelente recibo por verónicas, aliñadas después con unos delantales para dejar al toro ante el picador y posteriormente un ramillete de chicuelinas con ese aire tan garboso que sólo él sabe poner. Lástima que el toro ya estaba casi parado en el capote, y con la muleta sólo un inicio con ayudaos por alto y una serie lentísima y cadenciosa con la diestra pudo dejarnos Morante antes de coger la espada. Por su parte José María Manzanares en el sexto, el paracaídas para el ganadero, tuvo toro para torear y hacer vibrar los tendidos. Sin muletazos de inicio, se fue a los medios, buscando larga distancia, a la que el toro se venía, y toreó a placer por ambos pitones. Por unos momentos, la sintonía de toro, torero y música –sonaba La Concha Flamenca- crearon una auténtica sinfonía de toreo, en la que Manzanares intercaló tiempos y series con cada instante del pasodoble, inspiración en definitiva. Como siempre en estos casos, queda algo en el cuerpo que pide más, series con algo más de tres o cuatro muletazos y el de pecho o un final de faena ligando circulares que pusieran aquello bocabajo, pero cogió la espada, citó de largo a recibir, y la estocada sí que puso bocabajo los tendidos que con una petición mayoritaria llevaron a las manos de Manzanares las dos orejas que también le abrían la Puerta Grande.

Ficha del festejo

El Puerto de Santa María. 2 de agosto de 2015. Casi lleno. Toros de Juan Pedro Domecq, de nulo juego los 3 primeros, el 4º aprovechable y muy destacado el 6º. Enrique Ponce, Ovación y dos orejas. Morante de la Puebla, ovación y palmas. José María Manzanares, ovación y dos orejas. Luis Blázquez y Rafael Rosa saludaron tras parear al sexto. Ponce y Manzanares salieron a hombros.

Ponce y Manzanares inauguran con Puerta Grande la temporada veraniega de El Puerto