No debemos levantar los puentes levadizos del castillo europeo

Necesitamos la mano de obra migrante. No invaden nuestro espacio vital. Hay áreas geográficas y sectores económicos que los necesitan, porque nuestros nacionales rechazan esas ocupaciones.

La acogida humanitaria del Aquarius, barco en el que 630 migrantes deambulaban por el Mediterráneo abandonados a su suerte, despertó la ira de la derecha xenófoba. Jaleada por la caverna mediática, calificó de invasión y avalancha la llegada de migrantes a las costas europeas y se esforzó en intoxicar a la opinión con las falsedades de siempre: nos quitan puestos de trabajos, colapsan los servicios sanitarios y sociales, aumenta la inseguridad ciudadana...

La derecha y la ultraderecha, olvidan que nuestra demografía hace imprescindible los migrantes para la sostenibilidad del crecimiento económico y oculta que las estadísticas desmienten el pretendido colapso y la inseguridad.

Las derechas mienten y lo saben. Las derechas descalifican la solidaridad y el compromiso humanitario con quienes la miseria y la guerra, expulsan de sus países. 

Pero no dudarían en explotarlos en su beneficio como los antiguos negreros.